Obispo pide orar para elegir correctamente

por Zulema López

  · lunes 26 de marzo de 2018

Urgió a no culpar a los demás de los males del mundo. Foto: Miriam Martínez

El obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez urgió a los fieles católicos a orar a Dios para que en las elecciones sepan elegir correctamente, dijo, a los gobernantes que garantizarán tranquilidad, respeto a la vida desde su concepción hasta su muerte natural y el respeto al matrimonio “natural”.

“Este inicio de la celebración de la Semana Santa tendremos que renovar y reforzar nuestra oración. Estamos en la coyuntura clara de nuestro país; con vistas a las elecciones, donde también nosotros decidimos nuestro futuro, por eso oremos mucho a Dios, para que nos dé la claridad del rumbo, para que nos ayude a emitir nuestro juicio y también nuestra decisión a favor de que México conserve a Dios, de que México siga siendo un país que ame a María, de que México ame a la vida”.

En ese llamado a los católicos, continuó ratificando la importancia de optar por las opciones que, dijo, garanticen la tranquilidad del país.

“Que en México se siga diciendo no al aborto, a pesar de los detractores, que en México se siga diciendo sí a la vida, sí a la vida a través del matrimonio natural instituido por Dios, sí a la vida a través de la seguridad y de la paz”.

Lo anterior durante la misa efectuada en Catedral, con motivo del Domingo de Ramos, día en el que se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

AUTOEVALUACIÓN VS PLACERES SUPERFICIALES

En la ceremonia conminó a la grey a aprovechar este tiempo de preparación para hacer un trabajo de autoevaluación, con el que se deje de responsabilizar a los demás por los males del mundo.

“Es tarea de los discípulos y misioneros mostrar la verdad que Jesús nos ha traído, para que nuestro pueblo en Él tenga vida… Hermanos, el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, de una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia asilada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses y ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”.

Enfatizó que ese egoísmo es un riesgo latente para todos los creyentes, quienes al caer en él se convierten en seres resentidos, que se lamentan de todo.

“Esa no es la opción de una vida digna y plena, ese no es el deseo de Dios para nosotros, esa no es la vida en el espíritu que brota en el corazón de Cristo. La fiesta que hoy celebramos, la entrada de Jesús a Jerusalén, es una invitación para todos nosotros: renovemos nuestro encuentro personal con el Señor. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque nadie queda excluido de la alegría reportada por El Señor; cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Este es el momento para decirle a Jesucristo: Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez, para renovar mi alianza contigo, te necesito, rescátame de nuevo Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores. Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido. Insisto, una vez más, Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia”.

Sostuvo que Dios invita siempre a sus hijos que se han equivocado a levantar la cabeza y volver a retomar el camino del bien.

“No huyamos de la Resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase, que nada pueda más que su vida, que nos lanza hacia adelante”.

DIOS CON LOS JÓVENES

Por último se dirigió de manera especial a los jóvenes, a quienes invitó a participar en la 33 jornada mundial de la juventud.

“Invitarles, como ha dicho el Papa Francisco en su mensaje para este día, a contemplar a María, la joven de Nazaret y como ella, tratar de escuchar con ella la voz de Dios que infunde valor y da la gracia necesaria para responder a su llamado… Dios también lee en nuestro corazón, hermanos, él sabe bien los desafíos que tenemos que afrontar en la vida, especialmente cuando nos encontramos ante las decisiones fundamentales de las que depende lo que seremos y lo que haremos en este mundo, es la emoción que sentimos en las decisiones sobre nuestro futuro, nuestro estado de amor a nuestra vocación”, finalizó.