Este miércoles 31 de marzo de 2021 se llevará a cabo la Santa Misa Crismal, presidida por el Obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza, y a la que asisten todos los sacerdotes de la Diócesis de Querétaro, misma que dará inicio con el rezo de Laudes a las 09:00 horas en el Seminario Conciliar Diocesano.
La Santa Misa Crismal es una celebración presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y los restantes óleos o aceites (para los enfermos y los que se van a bautizar).
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
“La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo. Ordinariamente esta misa se celebra en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa”, como en esta ocasión, anunció la diócesis en un comunicado.
Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía sino, sobre todo, a una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.
La Vigilia Pascual es una celebración litúrgica que conmemora la Resurrección de Jesús y tiene lugar la noche del Sábado Santo a la madrugada del Domingo de Resurrección. Es entonces que el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, “nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos”, dicta la Iglesia en Querétaro.
De acuerdo al rito, la materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva. El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.
Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos (que sólo son bendecidos, como se ha dicho más arriba, y pueden hacerlo otros ministros en algunos casos).
El rito de esta misa incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia.
Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él. Por tanto, otro tema importante de la Misa Crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la Iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio.
Los textos de la misa presentan un conjunto catequético no solamente acerca del sacerdocio ministerial, sino también relativo al sacerdocio general de los fieles: en la antífona de entrada, la asamblea aclama: “Jesucristo nos ha convertido en un reino, y hecho sacerdotes de Dios, su Padre”.
En esta misa crismal no se dice el Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya. En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un sacerdote. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía. Después del Sanctus se bendicen el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendice el óleo de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma.