El recuerdo de los desaparecidos se les acumula en los ojos, en los sollozos acompañados de los queretanos que se dieron cita en el templo de Santo Domingo para pedir por su localización, para suplicar que alguien les dé una pista que fortalezca la esperanza.
“Esto jamás debió ocurrir”, “queremos que los busquen”, “esto no se debe repetir”, “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, son las frases que repiten mientras sostienen las fotos de sus familiares. El tiempo se detuvo para ellos en las fechas que marcan las fotos: 1994, 2001, 2017, el año que sea. Ellos no están.
En misa oraron juntos por aquellos a los que no volvieron a ver. Por su libertad, por la justicia. La justicia se les volvió promesa incumplida dicen, porque se sienten solos, porque parece que nadie los busca. Solo ellos.
En el día internacional de las víctimas de desaparición forzada y desaparición entre particulares, los queretanos lloran. No saben cuántos hay sin aparecer, pero conocen sus historias y se consuelan mutuamente.
Afuera del templo el dolor se convierte en coraje. “El dolor quema, la angustia arde, la incertidumbre mata, exigimos justicia, queremos que los busquen “, dice Brenda Rangel, del colectivo Desaparecidos Justicia.
No quieren un desaparecido más. Ni en Querétaro ni en ninguna parte, porque “esto jamás debió suceder” y le recuerdan a la gente que “los buenos podemos más”.
“Este dolor no debería seguir ocurriendo, desgraciadamente ha ido en aumento el día a día las personas desaparecidas y las autoridades tienen que reconocerlo”, insisten.
Se animan. Se comprometen a levantar la voz otra vez. A conseguir justicia. “Los buscamos porque los amamos”, se repiten y recogen otra vez sus fotos, sus lonas. No dejan de repetir que Querétaro es un foco rojo. “Tan sólo esta semana hubo 13 personas desaparecidas “, sostiene Brenda Rangel, para quien es indispensable que se reanuden las mesas de trabajo y que se escuche a las familias.
Santo Domingo empieza a quedarse solo y de poco empieza a oscurecer. Se abrazan. Se dan palmadas en la espalda y se van con sus fotos para seguir la búsqueda juntos, donde se pueda.