Más de cinco mil migrantes que pernoctaron en el estadio Corregidora dicen adiós a la capital queretana desde antes de que saliera el sol, retomaron la caminata, que tuvo como meta del día llegar a Irapuato, Guanajuato, lugar donde pretenden descansar por lo menos otro par de días y así hasta llegar a Tijuana, Baja California.
A las cinco de la mañana de este domingo, un par de centroamericanos con megáfono en mano, recorrieron el pasillo de la cabecera norte del estadio Corregidora, para anunciar que el camino deben retomar.
Los rostros de niños migrantes con lágrimas piden dormir un poco más, mientras que los papás y mamás guardan en sus mochilas un poco de víveres y reacomodan todo el equipaje que los acompañará hasta el final de su destino.
Envases, cobijas sin dueño, delgados colchones abandonados, papeles, ropa, zapatos y restos de comida testigos que la caravana del migrante estuvo presente y dan cuenta de que ya sea en contingente mayor, adelantados y demorados su visión está puesta en EU.
La esperanza de tener una mejor calidad de vida que en sus países natales, hace que el cansancio se desvanezca hasta en la mirada, ya que con un respiro y nuevos bríos vuelven a retomar el camino; ese camino que promete ser mejor para lo que resta de sus vidas y la de sus hijos.
En todo momento, durante su estancia en el estado, los migrantes estuvieron acompañados de servicios médicos, Seguridad, Protección Civil, Cruz Roja, Sistema DIF, incluso voluntarios que donaron ropa en buenas condiciones para prevenir el invierno.
Así es como unos migrantes contentos, otros bostezando, otros a medio despertar, otros envueltos en cobijas, pasaron dos días consecutivos de descanso en el estado de Querétaro.