Un grupo de tres hombres camina por la orilla de la carretera a metros del tráfico pesado de autobuses de pasajeros, automóviles particulares y camiones materialistas, la meta de ellos: la Basílica de Guadalupe.
Con la suspensión de la peregrinación masiva a raíz del coronavirus decidieron continuar con la tradición, pero en grupos muy pequeños.
Les acompañan en espíritu siete amigos más, también peregrinos que este año no pudieron acudir a la Basílica físicamente pues fueron víctimas del COVID 19.
La trifecta está formada por Baltazar Yáñez, quien a sus 53 años de edad ha pasado 41 como peregrino, además del señor Mario Montoya y de Néstor Rincón, de 68 años de edad y quien peregrina desde hace 52.
“El Covid no nos detiene, nos mueve la fe y además viajamos con todas las precauciones sanitarias como la sana distancia, el cubrebocas, gel antibacterial, un kit de sanitización, entre otras”, comentan los caminantes.
Añaden que extrañan formar parte del multitudinario grupo de unos 80 mil peregrinos que se formaba antes de la pandemia, pero que a pesar de ser solo ellos tres, el resto de los compañeros los siguen en espíritu y se sienten cobijados por la fe hacia la Virgen de Guadalupe.
“A ella le agradecemos todo, el simple hecho de estar vivos y más aún en esta pandemia”.
En sus corazones, con ellos viajan siete compañeros más que perdieron la batalla ante el Coronavirus, pues fallecieron al contagiarse. Las fotografías de ellos penden de un hilo amarrado al estandarte de la Virgen Morena que llevan a manera de insignia.
Los peregrinos que perdieron la batalla ante el COVID-49 son: Juan Martin Morales Luna, José Guadalupe Sergio Luna Retana, Pedro Camacho Chavero, Don Tacho Alcocer, Francisco Gavidia Esparza, Carlos Pérez Martínez y Gerardo Cisneros Olvera.
“En su memoria caminamos hasta la Basílica, van con nosotros”, concuerdan los peregrinos.
Refieren que ellos forman parte de un grupo menor de 12 personas en total, amigos y familiares, que se pusieron de acuerdo para continuar con la peregrinación aún en estos tiempos de pandemia. Consideran que las medidas sanitarias adoptadas los ayudarán a evitar algún contagio y más aún serán guiados por el amor hacia la Virgen de Guadalupe.
Es importante señalar que visten chalecos de color naranja para que los automovilistas los identifiquen fácilmente a orilla de la carretera y así minimizar el riesgo de sufrir algún accidente.