Los fieles deben seguir el ejemplo de Conchita Cabrera de Armida, primera laica mexicana en ser beatificada, que a pesar de los obstáculos y pérdidas en su vida llevó un camino de gracia y oración.
En su mensaje en la homilía dominical el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, se congratuló por que la mujer originaria de San Luis Potosí sea llevada a los altares y esté en la antesala de ser canonizada.
“En este ambiente de incertidumbre en nuestro país, la luz se hizo se hizo presente a través del rostro de la santidad, en la Basílica de Guadalupe fue declarada beata una mujer laica, una mujer esposa, una mujer enamorada de Dios, una mujer que con nueve hijos y viuda supo sacar adelante a su familia”.
Dijo que Conchita Cabrera de Armida fue una mujer que llevó un camino de oración tan íntimo que le concedió el don de escuchar sus oraciones con una mística extraordinaria para describir las revelaciones de Dios y ser considerada una gran escritora.
“La sencillez de una madre de familia que en contacto con Dios, en sintonía con el traduce todas esas relevaciones para una enseñanza para la Iglesia y especialmente pidiendo por los sacerdotes”.
Invitó a todos los integrantes de los movimientos a que evangelicen y se tomen el tiempo de llevar la palabra de Dios a quienes están alejados o no lo conocen.
“Los llamo que vayan a hablar de Jesús resucitado como lo harán en su misión permanente, por eso no guardemos para nosotros la alegría de saber que el señor está vivo, salgamos a los cuatro puntos cardinales y gritemos a los cuatro vientos que el Señor ha resucitado”.