Jesús aún no se recuperaba de los golpes y el cansancio cuando, a toda prisa tenía que desalojar el Cerro del Bautisterio ante un ataque de abejas que eligió como víctimas a más de 40 personas, sin discriminar entre actores, asistentes o elementos de Protección Civil.
Sentado en una piedra para ayudar a los fotógrafos que requerían material antes de que partiera, seguro tras la mente de “Jesús” pasaron todos los días de larga preparación física y espiritual a los que se debió someter desde enero para llegar a ese momento en el que “Ascendería al cielo para el perdón de los pecados”, pero que por culpa de las abejas no podría concretarse, por lo que pensativo, continuó su camino en cuanto los fotógrafos le dieron las gracias por su apoyo.
Es muy triste que el trabajo de un año deba detenerse, analizó Carlos González Ramírez, presidente del comité organizador, quien subrayó que la representación debía concluir, aunque fuera en otro espacio, y para hacerlo esperarían hasta recuperar la cruz de madera, que estaba llena de abejas, pues lo principal era proteger la integridad de Jesús.
“Es muy difícil expresar el sentimiento, duele mucho que se haiga suspendido, porque en estos 56 años, nunca se había suspendido, todo el tiempo de trabajo que tenemos tanto el comité como los integrantes, como la gente que nos brinda su apoyo en comidas, en económico, en trabajo, se lleva mucho tiempo, pierden dinero, tiempo, trabajo, tiempo con sus familias y es muy doloroso, pero ahora sí que son cuestiones de la naturaleza, que pudimos haber remediado, la verdad”, pues consideró que el ataque de abejas se pudo haber evitado, producto de las varias juntas que se tuvieron con Protección Civil.
Tras recuperar fuerzas y ánimo, los actores se aprontaron en la calle Emiliano Zapata para, concluir ahí con el Viacrucis viviente, aprovechando el escenario de Poncio Pilato, que horas antes fue el espacio utilizado por quienes cruelmente ordenaron “la crucifixión”.
Jesús (que así se llama en la vida real) Ramírez, llegó al cerro del Bautisterio flagelado y debiendo cargar una cruz de aproximadamente 100 kilos en la que sería “crucificado”, destino que sería replicado en los ladrones "Dimas y Gestas", Mario Espinoza y Carlos Sánchez, pero las abejas impidieron que en ese momento gozaran de la dicha de compartir "la gloria del cielo eterno" , pues antes de que fueran amarrados a sus respectivas cruces, comenzó el ataque de las abejas, que, ante el pánico de los asistentes, fue creciendo hasta que se hizo necesaria la evacuación.
"Padre ¿Por qué me has abandonado? Es el grito que retumbó en los corazones de quienes, pese a el calor, la adrenalina y un nuevo descenso a la avenida principal decidieron quedarse y no dejar sólo a Jesús en ese momento de amor total que concluyó en el sacrificio redentor de los seres humanos.
Hubo otros pocos quienes nunca se dieron cuenta de las vicisitudes de Jesús, pues su visita al Viacrucis viviente lo destinaron a permanecer con los "mercaderes", que en esta ocasión ofrecían artículos más diversos que hace casi dos mil años, como: recuerdos, mallones, mojarras fritas, micheladas, incluso películas piratas, entre ellas varias referentes a la “Pasión de Cristo”.