Como cada 2 de febrero, la comunidad católica asiste a la bendición de los niños Dios y de las candelas o velas como parte de la tradición del Día de la Candelaria; esto en las distintas iglesias del Centro Histórico de Querétaro, en cuyas misas se reúnen decenas de creyentes.
Vestidos con sus nuevos ropones, la figura del niño Dios es llevada por devotos católicos al templo de La Congregación a bendecir en esta fecha, de tal suerte que parece que desfilan con ropa de diferentes texturas de blonda, pana, satín o terciopelo, hasta llegar al frente del altar, donde se mantienen en cestos mientras el padre oficia la misa.
La celebración de La Candelaria es una fiesta religiosa que se celebra cuarenta días después de Navidad y conmemora la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén; asimismo, se celebra la purificación de la Virgen María después del nacimiento del niño Dios.
En este día se acostumbra a llevar al niño Dios a bendecir, así como imágenes y candelas o velas, estas últimas partes de la misma tradición, día al que también se le conoce como la Fiesta de la Luz o de las Candelas, símbolo importante para esta creencia y de donde deriva el nombre de "Candelaria".
"Hace 40 días celebramos con alegría el nacimiento del Señor; hoy conmemoramos el día en que Jesús fue presentado en el templo por María y José", indicó el padre José Rogelio Cano López, para posteriormente poner agua bendita a las imágenes y figuras del niño Dios, ante las oraciones de los feligreses.
"Impulsados por el Espíritu Santo vinieron al templo aquellos santos e iluminados por el mismo espíritu, quienes reconocieron al Señor. Así también nosotros congregados por el Espíritu Santo vamos a bendecir estas imágenes del niño Jesús, las velas y objetos religiosos".
Durante las misas matutinas, las familias, principalmente adultos mayores, llegaron acompañados de sus hijos y nietos para preservar esta tradición, arraigada en los barrios de La Cruz y San Francisquito, así como del Centro Histórico. En algunos casos, las imágenes que llevaron a bendecir tienen más de 30 años en los hogares.
"Vengo con mi mamá y mi hija, traemos dos Niños Dios; es una tradición desde mi abuela, es una cuestión de creencia y venimos cada año aquí, porque vivimos aquí en San Francisquito", dijo la señora Esmeralda, quien cada año regresa a la bendición de su par de figuras, para en la noche continuar con la reunión familiar para los tamales y atole.