Este 2020 se cumplirían 54 años de la tradicional Procesión del Silencio en Querétaro, una manifestación religiosa que recuerda el calvario que vivió Cristo antes de su muerte, y que por la pandemia del Covid- 19 tuvo que suspenderse.
A manera de homenaje a quienes por más de medio siglo han participado en esta Procesión, y como una forma de seguir viviendo la tradición, el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro elaboró dos esculturas de Cirineos, las cuales fueron colocadas en el atrio del Templo de la Santa Cruz, desde donde cientos de hombres encapuchados cada Viernes Santo caminan descalzos por el Centro Histórico, cargando con cruces de mezquite de hasta 130 kilos, seguidos por las mujeres dolientes, quienes con su llanto desconsolado rememoran a personajes bíblicos como María y María Magdalena.
Elaboradas por Luis Enrique Quintanar y Manuel Muñiz, las esculturas reconocen también a los Cirineos de hoy: médicos, enfermeros y todo el personal del sector salud, que cada día ayudan a cargar la cruz de los enfermos y salvan vidas.
