El autocultivo de marihuana es una alternativa de consumo ético ante la violencia en el país luego del crecimiento del narcotráfico y de las víctimas que lo padecen, refirió Armandude, como prefiere que lo llamen, quien tiene 15 años como consumidor e inició esta práctica durante la pandemia.

“En México, desde la guerra contra el narco de Calderón, he intentado tomar una postura responsable. Alguien que aspira a no tener problemas ni formar parte de esa violencia que ha dejado víctimas, porque hablamos de una planta. Se puede cultivar desde casa sin causar daños a terceros y funciona hasta como terapia personal”, sostuvo.

Su producción de cannabis le ha tomado 6 meses de preparación; aprender sobre las características de la marihuana y sus cuidados le han tomado cerca de dos horas diarias, y en lo que va de este periodo de pandemia ha tenido dos cosechas con las que aspira a consumir de su propio huerto.

“Es un proyecto a mediano plazo y es un ejercicio muy bueno para fomentar la paciencia. El tiempo que te toma hacerlo y ver su desarrollo hasta que puedas consumirlo es algo que recomiendo a todos. Es terapéutico. Además, la única forma en que puedes asegurar la calidad es sembrándola tú mismo”, enfatizó.

Durante este proceso ha podido vislumbrar su potencial no solo en el producto final, sino en cómo es que se relaciona con la planta y que esta le permita aprender sobre lo que implica en temas de salud o uso recreativo, así como señalar el estigma que detrás existe al respecto.

“Prefiero usarlo como terapia y de cierta forma decir que no todos los pachecos son malos. Se tiene esa idea de que el usuario de cannabis es peligroso. Hay ciertos casos que sí, pero no es la generalidad. La gente podría ver a esta planta de otra manera y a quienes decidimos cultivarla como personas que no queremos problemas”, dijo.

Sobre esto, mencionó que su familia lo ha aceptado poco a poco, “pero la verdad es que no todos lo ven bien, hay opiniones encontradas; al menos no lo han impedido”, y añadió que han respetado su decisión ya que “es una terapia dedicarme a esto; me ayuda mucho a sentirme bien y no hago daño a nadie”.

“Sé que la gente puede pensar que vendo drogas, como narcotraficante, pero el hecho de que se hable del tema, que haya ciertas aperturas a posibles cambios en la ley, la gente puede ver bien que se cultive mariguana a uso personal. Hay una postura política en esto y vale la pena que las personas lo conozcan”, concluyó.