A nivel nacional al menos 4 de cada 10 jóvenes de la diversidad sexual son víctimas de terapias de conversión; sin embargo, de acuerdo con Iván Tagle, director de Yaaj México, oficialmente no existe un registro de cuántas personas han sido víctimas puesto que el fenómeno no ha sido reconocido en todo el país.
Para las personas que han sido sometidas a Esfuerzos para corregir la orientación sexual o identidad de género (ECOSIGs) “ser LGBT es un acto de resistencia y por lo tanto es un obsequio de resiliencia”.
“Oficialmente no existe el registro porque no se ha reconocido este fenómeno, entonces no hay carpeta de investigación o denuncia respecto a terapias de conversión, Ecosig, que nos permita dar una radiografía de exactamente en dónde están estos lugres, normalmente lo hacen en la clandestinidad, conocemos a muchas y muchos profesionales de la salud mental que salen a decir que en cuatro meses van a desarrollar la heterosexualidad”, cuenta Iván.
En la actualidad, solo los estados de Jalisco, Baja California, Baja California Sur, Yucatán, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Estado de México y Ciudad de México cuentan con una reglamentación para sancionar la práctica de estas terapias, que, de acuerdo con especialistas, se registran en todos lados y de formas distintas.
VÍCTIMAS DE TERAPIAS
Iván Tagle y Paola Santillán tenían 15 años cuando experimentaron proceso de terapia distintos; Iván tuvo que afirmar que se había curado por miedo, mientras que Paola fue abusada sexualmente por dos hombres “para quitarle lo lesbiana”.
“Dos hombres abusaron sexualmente de mí en un coche diciendo ‘te vamos a quitar lo pinche lesbiana’, los Eocosig son violencia de género, son la antesala al suicidio y a los crímenes de odio, a mí en la edad que me pasó fui a los 15 años, pude haber sido una cifra más de ni una más, o una cifra invisibilizada de un crimen de odio”, recuerda Paola.
Paola vivió al menos 10 años en soledad, sobreviviendo con el dolor causado por dos violaciones y ante varios intentos de suicidio por sentir vergüenza de su identidad y orientación sexual.
“Viví una adolescencia atormentada, mi adolescencia me fue arrebatada. La homofobia, la LGBTfobia, es una pandemia que la comunidad LGBT hemos vivido históricamente, ese mismo sentimiento que tuvieron cuando empezó la pandemia nosotros lo hemos vivido toda nuestra vida”, agrega.
Alejandra Paredes vivió un proceso similar en la universidad. De los 18 a los 22 años tuvo que asistir, de forma obligatoria, a retiros espirituales para poder continuar sus estudios universitarios por mandato del mismo rector de la institución en la que estuvo.
“A mí me pasó en la universidad cuando estaba yo estudiando la carrera de psicología, le dijeron al rector de la universidad que yo era lesbiana, y a través de mis profesores y familia, todo mundo lo sabía, me llevan a retiros espirituales y era obligatorio para la permanencia en la escuela. Eso me pasó cuatro años, desde los 18 a los 22 años de edad”, menciona.
Alejandra señala que no existen lugares específicos o formas para practicar estas terapias que tiene un componente esencial “intentar corregir, suprimir, menoscabar, anular, reprimir tu orientación sexual, tu identidad o tu expresión de género”.
Osmín Reyes tenía 16 años, casi 17, cuando le contó a sus padres que sentía atracción por una persona del mismo sexo y en menos de 10 minutos tenía agendada una cita con un psicólogo para “tratar” su homosexualidad; sin embargo, al no obtener resultados, sus padres buscaron otras alternativas como Exodus, una asociación de ministerios cristianos a nivel mundial “dedicada a proveer herramientas para comunicar el mensaje de salvación e integridad sexual a través del poder transformador de Jesucristo”.
“Estas instituciones funcionan de la misma manera que funciona una secta, te separan, te aíslan y eso es una parte de la tortura. Te hacen interiorizar la culpa y adicionalmente te hacen el mensajero. Una vez que entraste en este proceso te conviertes en un mensajero donde tu testimonio es importante, de trata de convencer a 10 personas más”, dice.
Osmín menciona que quienes asisten a esta organización son adolescentes y padres y madres de personas homosexuales y transexuales; las terapias consisten en aislar a las personas e interiorizar sentimientos de culpa, para posteriormente convertirles en mensajeros.
“Yo sigo aquí, como sobreviviente no ha sido un camino fácil, yo sentí culpa muchísimo tiempo, y la sentí incluso después de tener relaciones sexuales con otros hombres, me sentía vacío y lleno de culpa, de tal suerte que no gozaba de mi propia sexualidad, y esa clase de cosas son marcas que te quedan para toda la vida”, recuerda.
Para Alejandra, quienes han pasado por este tipo de terapias ya no son víctimas, sino sobrevivientes, y menciona que pasar por procesos como estos es algo difícil de reponer y que les acompañará toda su vida.
Terapias de todo tipo y en todos lados
De acuerdo con personas sobrevivientes, estas terapias se dan en muchos lugares y de maneras completamente distintas; desde anexos y sanatorios, hasta organizaciones dedicadas específicamente a “eliminar la homosexualidad”.
Ejemplo de ello son Courage y Exodus Latinoamérica, ésta última financiada principalmente por organizaciones de Estados Unidos; Courage, por ejemplo, cuenta con un espacio de atención en la entidad, y aunque en su página web no señala la ubicación sí pone un correo de contacto contacto@couragelatino.org para recibir más información.
Incluso, en el Centro Histórico de Querétaro existe una psicóloga que brinda asesoría y consultoría psicológica sobre la atracción hacia el mismo sexo (AMS) en el Sanatorio Mariano. El costo de la primera cita es de 350 pesos y consisten en realizar una entrevista inicial con los padres de la persona “a corregir” para conocer su historia de vida y el ambiente familiar.
De acuerdo con la psicóloga, es importante conocer los eventos importantes que han pasado en la vida de la persona, si tiene alguna enfermedad, cómo fue la condición de su nacimiento y qué tan sensibles son con lo que dicen de ellas.
Con base en esta información, se diseña un proceso de sanación del cual dependerá el tiempo de atención que se le brinda a la persona, mientras que los resultados dependerán del acompañamiento familiar que se brinde.
Alistan iniciativa para prohibir ECOSIGs en Querétaro
Ante el panorama que se vive en el estado, distintas organizaciones de la sociedad civil y la diversidad sexual continúan trabajando en la redacción de la iniciativa de ley para prohibir los esfuerzos para corregir la orientación sexual o identidad de género (ECOSIGs) en Querétaro.
La propuesta es encabezada por el Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y el Estado Laico en coordinación con los diputados de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) Armando Sinecio Leyva y Christian Orihuela Gómez, así como la legisladora Yasmín Albellán Hernández.
La propuesta de ley contempla que estas terapias sean consideradas un delito en el Código Penal, además de modificaciones a leyes como la de salud mental y de los derechos de las niñas, niños y adolescentes del estado, a través de las cuales se deberán implementar políticas públicas para evitar este tipo de prácticas.
Para Alejandra Paredes, coordinadora de proyectos de Yaaj México, es importante que se legisle sobre la prohibición de este práctica para que las personas sobrevivientes puedan acceder a la reparación del daño, además de que se implementen políticas públicas con perspectiva de diversidad y de género no solo en Querétaro, sino en México.
"Hay una frase que tenemos que es ‘Lo que no se nombra no existe y lo que no existe no tiene acceso a derecho’, por eso se busca legislar para acceder a la reparación del daño", enfatiza.