/ jueves 12 de septiembre de 2024

Realizan su ofrenda a la Santa Cruz desde Iztacalco 

Pablo Huescas González, uno de los encargados de esta ofrenda, explicó que esta tradición inició hace 51 años y ha sido transmitida de generación en generación


Cada año, fieles provenientes de Iztacalco, Ciudad de México, llegan al Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros en Querétaro para realizar sus ofrendas durante las festividades solemnes en honor a la Cruz.

Esta tradición, que ha sido parte de sus vidas durante más de cinco décadas, incluye la elaboración de arcos de bienvenida que decoran la entrada del templo.

Estos arcos están hechos de celoseda, un material utilizado para la confección de moños para regalos, y son diseñados y elaborados por los mismos feligreses con el apoyo de sus familias.

Pablo Huescas González, uno de los encargados de esta ofrenda, explicó que esta tradición inició hace 51 años y ha sido transmitida de generación en generación.

"Nosotros venimos del pueblo de Iztacalco en la Ciudad de México, y desde hace más de 50 años hacemos esta ofrenda a la Santísima Cruz", comenta Huescas González.

Externó que la comunidad ha mantenido viva esta tradición, trabajando en equipo para confeccionar los arcos que decoran la entrada principal del santuario, recortando cada listón y pegándolos uno a uno para formar los diseños coloridos que adornarán el templo.

Para Huescas González y sus compañeros, el proceso de elaboración de los arcos es un acto de devoción y agradecimiento.

"Este arco en particular nos llevó dos días hacerlo", explica Jesús Aguilar Galicia, otro de los organizadores y responsable del diseño del arco.

Explicó que esta ofrenda se realiza gracias al “trabajo conjunto, somos alrededor de 10 personas las que nos organizamos para elaborar los arcos".

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro


Los feligreses se aseguran de que cada arco esté perfectamente decorado, cuidando cada detalle para que el resultado final esté a la altura de la solemnidad del evento.

Aguilar Galicia señaló que los arcos pequeños, que adornan las puertas del santuario, requieren un esfuerzo considerable, pero el arco principal es una obra aún más compleja que requiere de alrededor de 30 días en realizarse.

"Para el arco grande, que colocamos en la entrada principal, nos tardamos un mes completo en hacerlo", añade Aguilar Galicia. "Todo, desde el armazón hasta las figuras y el diseño, lo preparamos con mucha dedicación".

Dijo que a lo largo de los años, la tradición ha evolucionado, pero el sentimiento de fe y gratitud hacia la Cruz permanece inmutable.

"Antes traíamos flores desde la Ciudad de México, pero los frailes nos sugirieron cambiar, porque las flores se maltrataban mucho en el viaje", explicaron.

Fue entonces cuando los fieles comenzaron a elaborar lo que hoy se conoce como el "frontal", aunque muchos en Querétaro lo llaman "penacho" por su parecido visual.

El significado detrás de esta tradición es profundo. Para los participantes en la creación de estas decoraciones, los arcos no solo son una ofrenda, sino una forma de agradecer por los milagros que han recibido a lo largo de sus vidas.

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro

"A mí en especial, la Santísima Cruz me concedió un milagro", comparte Aguilar Galicia con la voz entrecortada. "Mi hija fue desahuciada cuando tenía apenas 30 días de nacida, y hoy, gracias a la Cruz, sigue viva. Tiene 22 años".

Los colores de los arcos también tienen un significado simbólico. Aguilar Galicia detalló que el blanco representa la pureza, mientras que otros colores como el azul evocan el cielo y la esperanza, el amarillo a la alegría, el verde a la vida.

"Nos pidieron algo sencillo, pero que se viera bonito", comenta mientras continúa trabajando en los detalles del arco. El proceso de elaboración es minucioso y requiere de gran habilidad, pero sobre todo, de fe y devoción.

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Para los fieles de Iztacalco, esta tradición es una forma de mantener vivas sus raíces y transmitir su fe a las nuevas generaciones.

"Es importante que las personas hagan esto con amor y fe, no con fanatismo", expresa Aguilar Galicia. "Nuestras tradiciones son lo que nos llaman a hacer todo esto. Si no conocemos nuestras raíces, no sabemos el verdadero significado de lo que estamos haciendo".

A medida que los arcos toman forma y para ser colocados este 12 de septiembre a las 11 de la mañana en las puertas del santuario, los fieles continúan trabajando en la construcción de dicha ofrenda.

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro


Cada año, fieles provenientes de Iztacalco, Ciudad de México, llegan al Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros en Querétaro para realizar sus ofrendas durante las festividades solemnes en honor a la Cruz.

Esta tradición, que ha sido parte de sus vidas durante más de cinco décadas, incluye la elaboración de arcos de bienvenida que decoran la entrada del templo.

Estos arcos están hechos de celoseda, un material utilizado para la confección de moños para regalos, y son diseñados y elaborados por los mismos feligreses con el apoyo de sus familias.

Pablo Huescas González, uno de los encargados de esta ofrenda, explicó que esta tradición inició hace 51 años y ha sido transmitida de generación en generación.

"Nosotros venimos del pueblo de Iztacalco en la Ciudad de México, y desde hace más de 50 años hacemos esta ofrenda a la Santísima Cruz", comenta Huescas González.

Externó que la comunidad ha mantenido viva esta tradición, trabajando en equipo para confeccionar los arcos que decoran la entrada principal del santuario, recortando cada listón y pegándolos uno a uno para formar los diseños coloridos que adornarán el templo.

Para Huescas González y sus compañeros, el proceso de elaboración de los arcos es un acto de devoción y agradecimiento.

"Este arco en particular nos llevó dos días hacerlo", explica Jesús Aguilar Galicia, otro de los organizadores y responsable del diseño del arco.

Explicó que esta ofrenda se realiza gracias al “trabajo conjunto, somos alrededor de 10 personas las que nos organizamos para elaborar los arcos".

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro


Los feligreses se aseguran de que cada arco esté perfectamente decorado, cuidando cada detalle para que el resultado final esté a la altura de la solemnidad del evento.

Aguilar Galicia señaló que los arcos pequeños, que adornan las puertas del santuario, requieren un esfuerzo considerable, pero el arco principal es una obra aún más compleja que requiere de alrededor de 30 días en realizarse.

"Para el arco grande, que colocamos en la entrada principal, nos tardamos un mes completo en hacerlo", añade Aguilar Galicia. "Todo, desde el armazón hasta las figuras y el diseño, lo preparamos con mucha dedicación".

Dijo que a lo largo de los años, la tradición ha evolucionado, pero el sentimiento de fe y gratitud hacia la Cruz permanece inmutable.

"Antes traíamos flores desde la Ciudad de México, pero los frailes nos sugirieron cambiar, porque las flores se maltrataban mucho en el viaje", explicaron.

Fue entonces cuando los fieles comenzaron a elaborar lo que hoy se conoce como el "frontal", aunque muchos en Querétaro lo llaman "penacho" por su parecido visual.

El significado detrás de esta tradición es profundo. Para los participantes en la creación de estas decoraciones, los arcos no solo son una ofrenda, sino una forma de agradecer por los milagros que han recibido a lo largo de sus vidas.

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro

"A mí en especial, la Santísima Cruz me concedió un milagro", comparte Aguilar Galicia con la voz entrecortada. "Mi hija fue desahuciada cuando tenía apenas 30 días de nacida, y hoy, gracias a la Cruz, sigue viva. Tiene 22 años".

Los colores de los arcos también tienen un significado simbólico. Aguilar Galicia detalló que el blanco representa la pureza, mientras que otros colores como el azul evocan el cielo y la esperanza, el amarillo a la alegría, el verde a la vida.

"Nos pidieron algo sencillo, pero que se viera bonito", comenta mientras continúa trabajando en los detalles del arco. El proceso de elaboración es minucioso y requiere de gran habilidad, pero sobre todo, de fe y devoción.

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Para los fieles de Iztacalco, esta tradición es una forma de mantener vivas sus raíces y transmitir su fe a las nuevas generaciones.

"Es importante que las personas hagan esto con amor y fe, no con fanatismo", expresa Aguilar Galicia. "Nuestras tradiciones son lo que nos llaman a hacer todo esto. Si no conocemos nuestras raíces, no sabemos el verdadero significado de lo que estamos haciendo".

A medida que los arcos toman forma y para ser colocados este 12 de septiembre a las 11 de la mañana en las puertas del santuario, los fieles continúan trabajando en la construcción de dicha ofrenda.

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro

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