Cuando se piensa en reutilizar botellas y envases de vidrio lo primero que viene a la mente es seguridad, colocarlas rotas con el filo hacia arriba en las bardas como medida de prevención de que algún intruso pueda ingresar a la vivienda.
Desde hace más de 13 años un grupo de jóvenes desarrolló una nueva alternativa a este material que parecía destinado a ser abandonado, fundaron La Tallería como parte de un proyecto escolar, el cual ha funcionado y se mantiene como un éxito en cuanto a diseño y ventas.
Reutilizando botellas, envases y diversos productos de vidrio, el material se lava, se desinfecta, de corta, se lima y finalmente se pule para darle el acabado con el que han creado vasos, ceniceros, recipientes para agua y velas aromáticas, el límite es la imaginación de los creadores.
Daniel González, explica el nacimiento de este proyecto desde una materia de servicio social que buscó brindar una alternativa laboral en el municipio de Cadereyta.
“Este proyecto de reutilizar el vidrio nació por la necesidad de que es mal pagado en el reciclaje y casi en todo México hay botellas en todos lados, en los ríos, en los terrenos, en las calles se decidió empezar a cortarlo para utilizarlo como vasos inicialmente, así fue como nació, hace seis meses nos instalamos para hacerlo más desarrollado”.
Reconoció que el inicio fue complicado, pues el principal reto fue lograr el acabado y el corte de calidad al vidrio, pues es un material frágil que en los primeros intentos se les rompía mucho, entonces lograron el conocimiento y el siguiente logro fue masificar el producto a una escala mayor, establecer un taller en Querétaro y habilitar los espacios para brindar fuentes de empleo.
“Se profesionalizó, mejoramos la máquina, la cortadora, se pueden hacer cortes diagonales y jugar más con el producto para que a la gente le siga llamando más la atención el jugar con las botellas, otra parte es el personal ir juntando un equipo que también se vaya enamorando del proyecto, la idea es sigamos integrando a personas con alguna discapacidad o que no encuentren oportunidades laborales más fáciles”.
Destacó que además combinan sus diseños de recipientes con otros materiales como bambú y cera de soya, la cual evita la explotación de petróleo y es más amigable con el medio ambiente.
Otro aspecto que buscan fomentar es volver su taller, ubicado en la calle Héroe de Nacozari No. 39 en un centro donde la gente puede acopiar diversos envases de vidrio, no importa el tamaño o la marca, el vidrio tendrá una segunda oportunidad.
“Realmente tenemos muchos productos de catálogo y experimentamos con otros productos que se van trabajando y la gente se va acercando con nosotros, empezamos poco a poco a hacer procesos como serigrafía vitrificada y percheros de materiales como madera”.
Daniel explica que poco a poco han cambiado la manera en la que las personas ven sus productos, de catalogarlos como desechos a imprimirles un valor justo al trabajo que realizan.
“Si es un reto porque sobre todo la gente que no sabe cuál es trabajo desde la recolección, el traerlos, el separarlos, la limpieza, los acabados ve el producto y nos quieren pagar lo que quieren o regatear, nos han preguntado el precio y nos quieren pagar menos de la mitad porque nos dicen que es basura, no hay esa cultura de reutilizar y no entienden esa parte el trabajo y el esfuerzo que conlleva”.