La comisión de seguimiento de la agenda 2030 aprobó un exhorto dirigido al Poder Ejecutivo y los 18 municipios para que en sus administraciones se implementen los programas “Juega, vive” y “Construyendo familias” esto como parte de las acciones para el cumplimiento de los objetivos de la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Durante la comisión, Daniela Salgado Márquez, diputada local de Querétaro Independiente, destacó que el objetivo de la iniciativa es proteger, incentivar y cuidar a las familias queretanas, y aprovechó para destacar el esfuerzo de las y los diputados de QI y Acción Nacional (PAN), así como del diputado de Morena, Armando Sinecio, por respaldar la iniciativa.
“El fin es proteger, incentivar y cuidar nuestras familias queretanas, a nuestros jóvenes, a nuestras niñas y niños. Hacerle un reconocimiento al diputado Armando Sinecio que antepone sobre cualquier color o posicionamiento político el beneficio para las familias queretanas”, enfatizó.
Al respecto, Armando Sinecio Leyva, diputado local de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), indicó que la iniciativa busca disminuir los factores de riesgo como la crianza coercitiva, altos niveles de estrés en el hogar, el inicio temprano de consumo de drogas y los conflictos y la violencia familiar.
“La implementación de ambos programas busca contribuir a la promoción y fortalecimiento de las capacidades institucionales como herramientas de paz a través del deporte y la crianza positiva, ya que estas contribuyen a la transformación social a corto, mediano y largo plazo en materia de prevención de la violencia y del delito en niñas, niños, adolescentes y jóvenes”, puntualizó.
“Juega, Vive” es un programa dirigido a jóvenes de entre 13 y 18 años para ayudarles en su vida cotidiana, abordando destrezas fundamentales tales como resistir a la presión social a involucrarse con la delincuencia, superar la ansiedad y comunicarse de manera efectiva, utilizando ejercicios interactivos y divertidos.
“Construyendo familias” está basado en evidencia que fortalece la sana convivencia y salud mental a través de herramientas socioafectivas, el establecimiento de límites y vínculos de seguridad y protección, previniendo el consumo de alcohol y drogas, así como conductas violentas y delictivas entre niños y niñas de ocho a 12 años, lo anterior a través del fortalecimiento de habilidades parentales que propician el bienestar, la armonía, la resiliencia y la salud integral.