El regreso al trabajo para los mineros no ha sido fácil, aunque la actividad no paró en su totalidad la mayoría fueron enviados a sus casas por casi dos meses, Gabino Hernández lleva la mitad de su vida en la mina de San Agustín extrayendo oro y plata, no conoce otra cosa que lo haga más feliz su abuelo y su padre se dedicaron también a la minería en la comunidad de Maconí, Cadereyta.
Gabino de 36 años, abre las puertas de su casa, donde muestra cómo se prepara para regresar a trabajar en la mina, nació y creció en la comunidad minera de Maconí, emigró a San Agustín para trabajar en la mina, desde que llegó ha aprendido más actividades, empezó como ayudante general y ahora opera una maquinaria perforadora.
“A los 18 años llegué, uno de mis hermanos ya andaba aquí y mi papá ya había venido a trabajar, entré a la mina y muchas de las cosas que me preguntan es que si me ha gustado la minería, pero es lo mejor, mi familia es minera pero a cada quien nos gusta nuestro trabajo y desde el tiempo que llevo aquí me ha gustado”.
Desde antes de las siete de la mañana se alista para caminar por espacio de 10 minutos hasta la entrada de la mina, toma el casco que deja colgado en la entrada de su casa, camina por las empedradas y empinadas calles de San Agustín, no lleva más que su celular, porta sus lentes reflejantes y su uniforme rojo, al pasar por una tienda, saluda al “escuadrón de la muerte” y sigue hacia la mina.
A partir de la pandemia del Covid-19 las cosas han cambiado, por lo menos la mitad de la actividad productiva de esta pequeña comunidad depende la minería, muchos locales cerraron temporalmente, había transporte que llevaba a los mineros, ahora todos llegan caminando a la mina, aunque adentro usan respiradores no estaban acostumbrados a usar cubrebocas de manera cotidiana.
“Ya no podíamos salir, llegando de trabajar me encerraba en la casa, vimos todo cerrado, me ponía a pensar en mis hijos, íbamos a comprar aunque sea sopas para comer, el maíz empezó a subir, pensé que mejor voy a comprar un bulto de maíz al fin que si lo sabemos hacer y nos ponemos a hacer tortillas para comer nosotros”.
El camino hacia la mina es corto, pero con muchos paisajes, se observan bocaminas que antes eran explotados, ahora están cerrados, avanza y con calma ingresa a la mina, se despide y empieza su jornada laboral.
Genaro Ortega Trejo, delegado estatal del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos explicó que en la sección 203, hay 136 trabajadores, quienes desde finales de marzo fueron enviados a sus casas, no se les recortó el sueldo o las prestaciones.
“Realmente durante la pandemia se redujo mucho, la empresa por su propia naturaleza tiene áreas que son esenciales porque son equipos que no se pueden parar, tienen que estar jalando, tanques de agitación de 40 metros cúbicos que no pueden parar, hornos que no se pueden apagar, se redujo, hubo trabajadores vulnerables que se descansaron y se reincorporaron apenas el miércoles”.
El año pasado la mina sufrió un ajuste y se tuvo que recortar el personal, por lo menos 30 trabajadores fueron recortados, pero se liquidaron conforme al contrato colectivo.
“Para nosotros en las instalaciones de la mina o de la zona industrial no vemos riesgo de contagio, estamos más tranquilos estando en la mina, porque no estamos en aglomeraciones, el sistema de minado es por parejas y hay respiradores, por eso estamos tranquilos, en otras minas no sabemos”.