Héctor Uribe es ingeniero en mecánica y mecatrónica, después de retirarse tras 30 años de trabajo en una empresa privada, estableció un taller mecánico y estético automotriz para autos en general, a pesar de que sí hace servicios para autos modernos, su pasión lo ha llevado a especializarse en la restauración de modelos clásicos; el auto más antiguo que ha renovado fue un modelo de 1928.
Además de su faceta empresarial, Héctor es presidente del Club de Autos Antiguos, que cada año organiza actividades de recaudación de fondos para apoyar causas sociales en especie; no obstante, la pandemia ha impedido que los autocinemas, concursos y exhibiciones, para este año, se prevé llevar a cabo de manera virtual el evento del “Premio a la elegancia”. La asociación está conformada por 340 socios que tienen autos antiguos.
A pesar de que el taller Auto Experts tiene relativamente poco tiempo, pues apenas van tres años desde que abrió sus puertas para dedicarse a los servicios de mecánica automotriz, servicios eléctricos, hojalatería y pintura; pero su especialidad se ha vuelto la restauración.
El proceso para renovar los modelos clásicos depende de las condiciones de cada caso, pero generalmente consiste en desarmar el auto en un primer momento para dedicarle el detalle necesario a la pintura, las vestiduras, la reparación del motor y las instalaciones eléctricas “el coche queda como nuevo, como salido de la agencia”, expresó Uribe.
Asimismo, refirió que los autos que recibe son variados, pero aún así ha habido temporadas en las que predominan ciertos tipos: “me han llegado muchos Mustang, MG, Porsche o hasta Ferrari”, relató.
Explicó que la atención de los coches antiguos se apega a la experiencia, puesto que a diferencia de los modelos modernos que se valen de escáneres para identificar fallas mecánicas, para los primeros es necesario conocer elementos de mecánica que su profesión le ha brindado.
La inversión necesaria para que un auto clásico funcione y luzca como nuevo va desde los cien hasta los 300 mil pesos “un coche que llega deshecho va a costar más”. Los estados de los que provienen sus clientes son Guanajuato, el Estado de México, Michoacán y el Distrito Federal.
Uribe narró que lo que le gusta de los autos antiguos es que “la ingeniería no ha cambiado, desde que se inventó el motor, no ha cambiado. Se ha metido la electrónica, muchas cosas en las que ha avanzado la tecnología, pero en sí la ciencia de los coches sigue siendo la misma”.
Reconoció que probablemente esto cambie en un futuro próximo y que aparezca alguna innovación que sustituya a los motores en el rubro automotriz. Es una situación que él ya está contemplando, por lo que, junto con su hijo, se encuentran desarrollando experimentación y prototipos para acoplar sistemas eléctricos o híbridos a carrocerías de automóviles clásicos, “va a llegar un momento en el que no va a ser costeable la gasolina”, dijo.
Aún es costoso el adquirir los materiales necesarios para convertir los modelos clásicos para que funcionen con tecnologías más ecológicas que las actuales.
Al preguntarle sobre las historias que nos cuentan los autos antiguos, relató que es muy frecuente que despierten nostalgia sobre la familia o momentos especiales en la vida de sus dueños.
Respecto a la posibilidad de que en un futuro los autos que usamos hoy se conviertan en clásicos, expresó: “yo creo que ya no va a haber, ya no es costeable, antes se diseñaba un coche para que durara (…) hoy no, hoy son desechables”.