Para los católicos el 2 de febrero marca la tradición de la fiesta de la virgen de la Candelaria, que coincide con la celebración de la presentación del señor y la purificación ritual de la virgen María en el templo de Jerusalén, a mediados del siglo V la celebración era conocida como la Fiesta de las Luces, de ahí el nombre de la Candela, que significa “luz”.
El vicario general de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, explica el origen de esta celebración y cómo llegó hasta América y México, donde es uno de los festejos más coloridos y de tradición religiosa, que concluye oficialmente la temporada navideña.
“En el siglo X se celebraba con gran solemnidad, la advocación mariana de la señora de la Candelaria que tuvo su origen en Tenerife, España, donde la virgen se apareció en 1392 a dos pastores vieron que vieron en lo alto una pequeña imagen de madera de una mujer, que portaba una vela en la mano izquierda y cargaba un niño en el brazo derecho, mientras que el niño llevaba un pájaro de oro, más adelante la advocación se extendió y llegó a América”.
Además, de acuerdo con la Ley de Moisés los recién nacidos, al cumplir los 40 días, tenían que ser presentados al templo, por lo que tomando en cuenta el nacimiento de Jesús el 24 de diciembre, el 2 de febrero son los 40 días en donde al ser llevado el anciano Simeón dijo que este niño sería la luz de las naciones y la gloria del pueblo de Israel.
Lara Becerril recordó que en este festejo a Jesús se le recuerda como la luz de las naciones o “la candela” y por extensión a la virgen se le da el nombre de la candelaria y ese día se levanta el pesebre, recogerlo y llevar las imágenes de los niños Dios al templo para la presentación y la bendición.
“También es muy oportuno llevar a los niños para ser bendecidos y que también los niños se presenten en el templo y que los padres presenten a sus hijos delante de Dios y que sean presentados como una ofrenda grande a su presencia”.
VESTIR AL NIÑO DIOS
Después de levantar el nacimiento, como tradición en todas las casas se lleva a presentar al niño Dios al templo, hay quienes lo llevan arropado de blanco, como recomienda la iglesia, pero hay otro tipo de prendas elegantes que hacen alusión a algún santo o a otro tipo de devoción.
Susy Spindola Martínez, lleva más de 15 años vistiendo figuras del Niño Dios, en su local “Los Amigos de Barbie”, en la calle de Josefa Vergara, originalmente dedicado a vender ropa para muñecas, pero en esta temporada la gente se acerca a pedirle ropa para vestir al invitado principal de sus nacimientos.
“Llevamos como 15 años vistiendo niños, vestimos menos, pero mayormente vendemos la ropa, pero si muchas personas que ya tienen muchos años nos dejan a sus niños y después vienen por ellos, sacamos la talla y la ropa ya viene por talla”.
Hay tallas desde el número 2 (los más pequeños) hasta el 60, la más difícil de elaborar es la ropa del número dos, el tamaño más común es el número 20, en promedio un conjunto de ropa va de 30 a 250 pesos, los trajes más común son ropa blanca de bebé o ropones de bautizo, incluso de algunos santos como San Judas Tadeo o El Sagrado Corazón, aunque hay quienes piden vestimentas de equipos de fútbol o alguna profesión, ya no los venden, pues la iglesia no los recomienda.
“Hay gente que los ofrecen a cierto santo y se comprometen a vestirlo de algo o si tiene un enfermo lo viste de niño doctor o cirujano pero es bonito porque la gente viene con toda la fe”.
REPARAR NIÑOS DIOS
Hay familias que conservan al niño Dios en un lugar especial de la casa y esto los expone a accidentes o que rompan, en la calle de Allende número 26 está “Arte y Decoración Diana Carolina”, Argelia Marroquín Galindo desde más de 23 años se dedica a reparar figuras, de diversos materiales o incluso tamaños, en su taller hay cientos de niños Dios preparándose para su presentación el 2 de febrero.
“Dependiendo como llegue, hay que ver cuál es la necesidad de cada niño, dedos, el brazo, la cabeza, cualquier cosa que sea aquí los restauramos y llega de todo, la restauración de los dedos es lo que más pide la gente y lo más difícil son los niños chiquitos, si los hacemos pero ¡que trabajo cuesta!”.
Aunque el precio de la reparación de un niño no es tan económico, la gente los trae por el valor estimativo que les tiene, han vivido años o décadas en sus hogares y los traen para restaurarlos.
Los meses que más se carga el trabajo son diciembre y enero, cuando llegan niños de diversos materiales; yeso, una pasta más resistente, fibra de vidrio, resina, incluso madera, se hace pintura general, delineado de cejas, pestañas y ojos.
“Un niño Dios es algo sagrado y no se toca, no dejarlo por ahí abandonado, es el cuidado que le tenga, aunque sea de yeso o fibra de vidrio hay que cuidarlo y así se va creando la estimación, yo le tengo mucho cariño a mi trabajo y a veces estoy hablando con ellos, pidiéndole que me de salud y en base a eso sacar todo lo que es mi trabajo, que a mí me gusta, aprendí de la práctica pero si hubo un señor que me enseñó como restaurar y así poco a poco fue mi aprendizaje”.