Querétaro siempre ha contado con una vida nocturna muy activa, sólo que antes se disfrutaba con mucha discreción “por aquello del qué dirán” en lugares que conquistaron buena y mala fama, pero que en su mayoría han desaparecido y sus inmuebles yacen abandonados.
Eran centros nocturnos, muchos ya desaparecidos o actualmente en ruinas, visitados por todo tipo de caballeros que gustaban de las emociones “fuertes”, desde empoderados empresarios, políticos y estudiantes precoces hasta los amigos que a la salida del trabajo se organizaban para visitar a las bailarinas en la ciudad y en la periferia.
“El Farallón”, “La Yegüita”, el “Cleopatra’s”, “La Iguana”, “La Cabaña”, “Fiesta Charra”, “Fiesta Charra VIP” y otros centros de espectáculos eróticos eran, y algunos continúan siendo, la sensación de la vida nocturna, la adrenalina y buenos ratos para sus visitantes, algunos por cierto muy asiduos.
“Cuando inició El Farallón primero era como un centro nocturno para bailar, muy lejos del centro de Querétaro, (…) para allá por Mompaní, todavía no había tantas casas, ni siquiera centros comerciales, era irte a la aventura, casi los taxistas no queríamos ir para allá, a menos que conociéramos al pasaje".
“Yo llevaba a dos chamacas desde Mártires de Tacubaya (Barrio de la Trinidad) a trabajar. Pasaba por ellas a las 8 de la noche y las dejaba en el club, luego las recogía a las 3 de la mañana; a veces me decían ‘ya no nos vamos, mejor te vemos mañana’, era cuando conseguían cliente de toda la noche”, recuerda Alberto, quien desde hace 40 años maneja su taxi y conoce de todas estas andanzas nocturnas.
Uno de los lugares más famosos es “La Yegüita”, que opera aún en una casona de la colonia Casa Blanca, visitado por ricos y no tan ricos desde finales de los años 60 y lugar perfecto para cerrar negocios, relajarse y encontrar compañía de bellas mujeres.
También conocida como “La Yegua”, en aquellos días estaba a la salida de Querétaro, recuerda “El Mike”, un taxista de entonces y hoy retirado, desde las 9 de la noche recibía a su entusiasta clientela que llegaba principalmente en carros lujosos. “A esa hora comenzaba la fiesta, sé que muchos querían entrar, pero en la puerta eran muy mamones para el ingreso, no cualquiera podía ingresar”.
Mary (nombre ficticio), quien trabajó en “Cleopatra’s” y hoy es dueña de un prestigioso spa en una plaza comercial, trabajó no solo ahí, sino en varios centros nocturnos en toda la República.
“No me arrepiento porque supe hacer negocio (…) nunca consumí drogas ni caí en excesos con el alcohol. Aproveché cada oportunidad que te dan en los lugares; por ejemplo yo vivía en un departamento que nos daba ‘Cleopatra’s para las que no éramos de aquí, nos daban gimnasio, un bailarín que nos ponía las coreografías, pero con él aprendías varias técnicas de baile, teníamos nutriólogo, entonces cada enseñanza la fui guardando como experiencia de vida, mi dinero lo supe invertir y solo me compraba la ropa de show, porque en lo demás todo nos lo proporcionaban los clubs, por eso siempre busqué estar en lugares de categoría. Cuando cumplí 35 años, me retiré, lo hice con dignidad y hoy soy mi propia jefa en este lugar, me va bien, vivo bien y pues hasta ahora mi pasado no me ha tocado o causado problemas. (…) creo que fui una buena hija, hermana y ayudé a muchas chicas que andaban perdiéndose en el vicio”.
Sin tantas restricciones en los horarios como actualmente las hay, los espectáculos daban inicio pasadas las 11 de la noche, cuando los lugares ya estaban abarrotados, los Dj, grupos musicales y las botellas de licor, habían puesto a tono a los asistentes, llegaba la hora de pasar al siguiente nivel. Las pistas se iluminaban para que exuberantes, exóticas y bellas damas, dieran inicio al show principal.
“La Iguana” era otro conocido salón que como característica tenía un ambiente gay, donde trasvestis eran quienes hacían su show con imitaciones de artistas como Ana Bárbara, Laura León, Rocío Durcal, Alejandra Guzmán, Gloria Trevi, entre otras artistas del momento.
“En el Iguanas también había mucha concurrencia, era chico el lugar, pero decían que la noche se ponía bien ambientada (…) iba de todo, mucho cabrón que no había salido del clóset o yo creo que les gustaban los hombres vestidos de mujeres. Como que ahí nadie se fijaba, porque todos cojeaban del mismo pie”, dice entre risas “El Mike”, quien recuerda que también era buena la clientela que salía y pedía servicio de taxi, “me paraba ahí en Río Ayutla, como a las 2 de la mañana y siempre agarraba buen viaje (…) se cobraba bien por una dejada”.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
“Fiesta Charra” y luego “Fiesta Charra VIP” también fueron de los lugares más asiduos, su ambiente dicen, era para clase media, “ (…) no veías tanto fresilla, más bien su clientela eran trabajadores con algún negocio, muchos sólo iban a ver el espectáculo y no a irse con las “chavas”; aunque sí había gente de dinero que venía de comunidades o de municipios y sacaban fajos de billetes. Ya luego se hizo peligroso porque iba mucho de esos disque ‘narquillos’, hasta creo mataron a unos ahí”, mencionó Alberto.
Hoy en día la diversión nocturna de este tipo de lugares, se ha visto más regulada, muchos sitios ya cerraron, incluso hay letreros de venta y compra de los terrenos donde hicieron pasar a muchas noches de gloria a sus visitantes, posiblemente sea por los diferentes disturbios que al calor de las copas se provocan, otros porque ya no pudieron seguir operando desde la pandemia por Covid-19, pero sin duda disfrutar de un buen ambiente, unas copas de vino y ver hacer las acrobacias arriba de un tubo de manera muy sensual a bellas jóvenes, será una agradable experiencia para vivir el Querétaro de noche.