La Secretaría de Salud (SESA) del estado de Querétaro conmemoró el Día Mundial de la Epilepsia -26 marzo-, también llamado Día Púrpura, el cual tiene como propósito crear conciencia e informar a la población que es una enfermedad que, con tratamiento integral, permite a las personas que la padecen retomar sus actividades diarias.
Uno de los problemas más complejos de la epilepsia es el desconocimiento, lo que ocasiona estigmas hacia las personas que viven con esta condición, quienes, en consecuencia, experimentan soledad.
Esta enfermedad se presenta cuando ocurren descargas anormales en las neuronas. Afecta a personas de cualquier edad; sin embargo, es más común en la persona adulta mayor y en la niñez, y se puede manifestar desde el primer año de vida. Existen dos tipos de crisis epilépticas: las motoras, que generan convulsiones, y las no motoras, que ocasionan que el paciente permanezca inmóvil. Durante una convulsión se debe aflojar la ropa a quien la padece, y evitar moverle o introducirle objetos en la boca.
El episodio puede durar desde segundos hasta tres minutos; si es de más de cinco minutos puede ocasionar daño neuronal grave, falta de oxigenación cerebral e incluso, la muerte. La enfermedad es más recurrente en hombres. Las causas son genéticas o por infección, tumor, malformación, infarto, falta de oxígeno al nacer, lesión cerebral debido a traumatismo o derrame, indicó.
Este padecimiento puede iniciar con síntomas no motores como dolor abdominal, confusión temporal y palpitaciones irregulares; seguida de movimientos espasmódicos incontrolables de brazos, piernas y cabeza, pérdida de la conciencia y rigidez en músculos.
El paciente bien controlado durante un año consecutivo o más sin episodios convulsivos puede realizar su vida normal, nadar, escalar, conducir un vehículo y practicar deportes extremos.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el mundo, 50 millones de personas padecen epilepsia, por lo que es uno de los trastornos neurológicos más comunes. La mitad de los casos presenta retraso en el diagnóstico, debido a que no todas las personas que padecen la enfermedad muestran síntomas convulsivos.