/ martes 10 de mayo de 2022

Sí se puede ser madre y estudiar

Con su hija de 3 meses reanudó la carrera y se licenció por la UAQ

Jennifer se volvió madre mientras estudiaba su carrera universitaria. Debido a que los cuidados de la bebé recayeron en ella, tuvo que posponer sus estudios y retomarlos un par de años después, cuando la pequeña había crecido; con mayor esfuerzo, Jenni logró concluir la licenciatura con éxito en la Universidad Autónoma de Querétaro.

Luego de que el periodo de su embarazo transcurriera siendo estudiante de sociología, Jennifer volvió a clases cuando la pequeña tenía tres meses, para posteriormente darse de baja un semestre. Luego, su hija acudía con ella a tomar los contenidos de las materias y permanecía jugando o bajo el cuidado de compañeras y compañeros mientras su madre estudiaba.

La pequeña de Jenni acompañó a su madre desde los tres meses de nacida, por lo tanto, se acostumbró a ser una bebé universitaria que se habituó a las discusiones propias de la carrera de su mamá: Sociología, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS).

Jennifer cuenta que, en principio, el padre de su hija la apoyaba, sin embargo, poco tiempo después, tanto los cuidados como las responsabilidades económicas y afectivas recayeron solo en ella. No obstante, la familia de ambas se amplió con el apoyo que recibieron de su familia, compañeros y docentes de la FCPS que las acompañaron.

“Había días en que sí se quedaba con alguna de sus abuelitas, pero ya después de un tiempo, se fue conmigo a clases (…) me fue muy bien porque mis compañeros y los profesores siempre me ayudaban en ese aspecto, nunca me dijeron que no podía llevarla”, aseguró.

En su momento contempló llevarla a la Estancia Infantil de la UAQ, sin embargo, aunque el costo era relativamente bajo, no podía costearlo: “al principio no alcanzaba para la Estancia y como se acostumbró, cuando pude inscribirla a ella no le gustó y prefería irse a las clases conmigo”.

Foto: Cortesía | Jennifer

Durante el tiempo que Jennifer fue estudiante postuló a la Beca para Madres Solteras, que consistía en un apoyo mensual de mil 500 pesos al mes, “pasamos una serie de filtros y llenamos una convocatoria”.

Jennifer fue madre a los 21 años, hoy, su hijita tiene 7, ella define su experiencia con la maternidad mientras se es estudiante como “todo un reto, no descuidar la parte de la escuela, pero también estar al pendiente de mi hija y al estármela llevando a las clases, para mí era un poco más cómodo”.

Refirió que el hecho de tenerla consigo, le daba tranquilidad, pues además de que no dependía de nadie más para que la cuidaran, podía pasar tiempo con ella. Además de ser madre y estudiante, también buscaba el sustento a través de la venta de artículos y productos, para lo que también reconoce el apoyo de sus compañeros.

“El tema también, después de que nacen, es cómo te incorporas y cómo te incorpora la sociedad a tu nuevo ritmo de vida, también el que no haya espacios tan equitativos que lo tomen en cuenta e incluyan también a los hijos”, sostuvo.

A pesar de que reconoció que recibió el soporte de parte de compañeros y docentes de la Facultad y que eso le dio fuerza, lamentó que no en todos los casos sea así, pues ha sido cercana a casos en los que los mismos profesores no permiten que las madres estudiantes acudan a clases con sus hijos.

“Nos hace falta mucha empatía y generar espacios más equitativos para que haya espacio para las diferentes formas de maternar y que no se excluya a una persona en esta nueva etapa de tu vida”.

Jennifer se volvió madre mientras estudiaba su carrera universitaria. Debido a que los cuidados de la bebé recayeron en ella, tuvo que posponer sus estudios y retomarlos un par de años después, cuando la pequeña había crecido; con mayor esfuerzo, Jenni logró concluir la licenciatura con éxito en la Universidad Autónoma de Querétaro.

Luego de que el periodo de su embarazo transcurriera siendo estudiante de sociología, Jennifer volvió a clases cuando la pequeña tenía tres meses, para posteriormente darse de baja un semestre. Luego, su hija acudía con ella a tomar los contenidos de las materias y permanecía jugando o bajo el cuidado de compañeras y compañeros mientras su madre estudiaba.

La pequeña de Jenni acompañó a su madre desde los tres meses de nacida, por lo tanto, se acostumbró a ser una bebé universitaria que se habituó a las discusiones propias de la carrera de su mamá: Sociología, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS).

Jennifer cuenta que, en principio, el padre de su hija la apoyaba, sin embargo, poco tiempo después, tanto los cuidados como las responsabilidades económicas y afectivas recayeron solo en ella. No obstante, la familia de ambas se amplió con el apoyo que recibieron de su familia, compañeros y docentes de la FCPS que las acompañaron.

“Había días en que sí se quedaba con alguna de sus abuelitas, pero ya después de un tiempo, se fue conmigo a clases (…) me fue muy bien porque mis compañeros y los profesores siempre me ayudaban en ese aspecto, nunca me dijeron que no podía llevarla”, aseguró.

En su momento contempló llevarla a la Estancia Infantil de la UAQ, sin embargo, aunque el costo era relativamente bajo, no podía costearlo: “al principio no alcanzaba para la Estancia y como se acostumbró, cuando pude inscribirla a ella no le gustó y prefería irse a las clases conmigo”.

Foto: Cortesía | Jennifer

Durante el tiempo que Jennifer fue estudiante postuló a la Beca para Madres Solteras, que consistía en un apoyo mensual de mil 500 pesos al mes, “pasamos una serie de filtros y llenamos una convocatoria”.

Jennifer fue madre a los 21 años, hoy, su hijita tiene 7, ella define su experiencia con la maternidad mientras se es estudiante como “todo un reto, no descuidar la parte de la escuela, pero también estar al pendiente de mi hija y al estármela llevando a las clases, para mí era un poco más cómodo”.

Refirió que el hecho de tenerla consigo, le daba tranquilidad, pues además de que no dependía de nadie más para que la cuidaran, podía pasar tiempo con ella. Además de ser madre y estudiante, también buscaba el sustento a través de la venta de artículos y productos, para lo que también reconoce el apoyo de sus compañeros.

“El tema también, después de que nacen, es cómo te incorporas y cómo te incorpora la sociedad a tu nuevo ritmo de vida, también el que no haya espacios tan equitativos que lo tomen en cuenta e incluyan también a los hijos”, sostuvo.

A pesar de que reconoció que recibió el soporte de parte de compañeros y docentes de la Facultad y que eso le dio fuerza, lamentó que no en todos los casos sea así, pues ha sido cercana a casos en los que los mismos profesores no permiten que las madres estudiantes acudan a clases con sus hijos.

“Nos hace falta mucha empatía y generar espacios más equitativos para que haya espacio para las diferentes formas de maternar y que no se excluya a una persona en esta nueva etapa de tu vida”.

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