Cientos de historias de migración existen en Querétaro, paso obligado para quienes atraviesan el país en busca de un futuro mejor, pero las severas políticas de Estados Unidos hacen que cruzar la frontera se vuelva en un riesgo inminente, platicó a DIARIO DE QUERÉTARO Enrique, quien tras ser deportado siete veces sabe que si vuelve a llegar al país del norte sería para ser encerrarlo en prisión.
La primera vez que cruzó a Estados Unidos la migración lo detuvo mientras trabajaba, por lo cual no pudo recibir el pago por su labor y tuvo que regresar a su natal Chiapas. Ahí se dedica al campo, pero se trata de un trabajo cansado que no deja dinero, por lo que ahora su meta es llegar a Monterrey y ahí permanecer por lo menos, unos cinco años, para hacerse de algo de dinero con que regresar a su tierra.
El camino es riesgoso, sobre todo ante los intentos de robo o extorsión, por lo que el único celular con el que cuenta, además de no ser ostentoso, no tiene el registro de ninguno de sus contactos, para evitarles sufrimiento o sustos en caso de que le roben el aparato, como como ya le ha pasado.
Algunos de sus familiares sí tienen visa, pero a él nunca se la otorgaron y, a sus 39 años de edad, con 15 años desde la primera vez que se convirtió en migrante, lo único que quiere es encontrar un buen empleo en la construcción, que le ayude a apoyar a sus padres quienes, al igual que sus hermanos, viven en Chiapas.
No se ha casado y no tiene hijos, pues así es más fácil realizar el viaje, y los grupos de migrantes los evita, pues lo importante para lograr la meta es no conocer a nadie, “yo voy solo”, remarca y al tiempo indica que su familia ya sabe que cuando llegue a su destino, destruirá su celular, pues únicamente lo quiere para hacerles saber que va bien.
Ser mexicano también le representa una ventaja, pues sabe que puede llegar a alguna casa para pedir ayuda o comida, pero prefiere mantener su recorrido directo y dormir en las vías.
“(Duermo) donde me pegue la noche… me quedo en las vías… Llevo como siete agarradas de la patrulla fronteriza, si me agarran me meten a la cárcel”.
Como Enrique, muchos son los casos de migrantes que atraviesan Querétaro en busca de una vida mejor, situaciones en las que tanto la desconfianza como el deseo por mantener el anonimato son lo primordial, pues es un camino de muchos riesgos, en lo que lo importante es pasar desapercibido hasta encontrar un trabajo y lograr una vida mejor.