Para el señor Javier Ledesma Anaya la peregrinación representa un esfuerzo doble, se traslada en silla de ruedas y en algunas partes del agreste camino en la sierra la discapacidad le obstaculiza moverse bien, pero nada impide que siga cumpliendo cada año, desde hace 54 venir a dar gracias a la virgen morena.
“Mi papa me empezó a traer de 7 años, solo un año deje de venir porque en el trabajo no me dieron permiso, pero después me dieron esa fecha para venir a la peregrinación, yo siempre pido por la familia, a veces están enfermas mi hija o mi esposa, eso es lo que pasa”.
Originario de Querétaro, partió en la peregrinación desde la sierra, en Neblinas donde sus familiares le ayudaban a trasladarse en vehículos o a veces se turnaban para apoyar el trayecto en la silla de ruedas.
“Como vienen parientes míos me ayudan, me llevan a misa y a las pláticas, procuro siempre ir adelantándome para no estorbar a los peregrinos, traigo mis medallas de 25 y 50 años.