Muy pocos peregrinos y católicos asistieron a visitar a la Virgen de los Dolores de Soriano, patrona de la Diócesis de Querétaro, en su día el Viernes de Dolores los que llegaron movidos por su fe, aseguran que nada, ni el Covid-19, les impedirá manifestar su devoción y cumplir con la palabra empeñada de visitar a la virgen queretana.
Desde las primeras horas del día mariachis y músicos de banda tocaban a las afueras de la basílica, las puertas estaban cerradas y los pequeños grupos de peregrinos llegaban, no eran más de cinco, o seis, familias pequeñas, todos se sentaban a las afueras y se persignaban en la figura de la Virgen de los Dolores que está a las afueras del templo, algunos aprovechaban para tomarse una foto, otros dejaban sus arreglos y flores a la puerta.
Este era un Viernes de Dolores diferente y aunque los comerciantes de las inmediaciones estaban preparados para recibir miles de fieles, pocos llegaron, muy pocos, las camionetas de Protección Civil les explicaban la situación originada por la pandemia, les daban recomendaciones y los dejaban seguir con su camino.
“La gente ha acudido en grupos de cinco a seis personas, nos hemos acercado para recomendarles que regresen a sus casas, no hay más de 30 personas en la explanada, la gente que está llegando al final de cuentas no le han importado las indicaciones, el año pasado de jueves a viernes acudieron unas 60 mil personas”, indicó Eduardo Lara Nieves, director de protección civil del municipio de Colón.
Mientras una mujer lloraba a las afueras de la basílica, no daba crédito de que las puertas estuvieran cerradas, rezaba, hincada junto a la puerta rezaba su rosario, todos pasan y se persignan, esperan unos 10 minutos, rodean el templo y al ver que no se puede ingresar se van.
Fermín, originario de La Versolilla viene cada año, pero vino con su familia a ver a la virgen de los Dolores, “ya llevamos como 15 años y venimos con mucha fe a pagar las mandas que tiene uno, si nos han dicho que no vengamos pero primero Dios y si nos presta la vida vamos a seguir viniendo”.
Juan vende frutas en el mercado del Tepe, lleva siete años peregrinando y convenció a sus amigos, Francisco y Héctor, panaderos, también del Tepe, llegaron y estuvieron un par de horas para regresar a Querétaro.
“Venimos del mercado del Tepe, somos comerciantes, salimos el jueves por la tarde, apenas llegamos como a las 9, es algo que quería hacer pero a veces no puedo por trabajo, éramos los únicos peregrinos que veníamos en camino”.
Los tradicionales puestos de gorditas estaban vacíos, vendedores de agua, artículos religiosos y dulces típicos apenas contaron clientes.
Al fondo un grupo de peregrinos que vinieron desde San José Iturbide no daban crédito de la poca gente que había, salieron desde el jueves por la madrugada, al llegar sabían de las previsiones por el Covid-19 pero no creían que no habría nadie.
“Han venido menos que otros años, porque este día es cuando viene más gente, no nos damos abasto, ya no sale ni para el gas y el maíz que compramos para vender, perdimos mucho”, comentó María Dolores con más de 25 años vendiendo en las inmediaciones de la basílica.