Jóvenes queretanos de entre 17 y 22 años han hecho de las fiestas clandestinas su nuevo paraíso. Sin vigilancia ni restricciones, en salones de fiesta o fincas particulares se dan cita cientos de menores los fines de semana a festejar entre música, luces y alcohol… mucho alcohol.
Para entrar la única identificación que se requiere es pertenecer a alguno de los grupos que han formado los organizadores en redes sociales y entre los que circulan las invitaciones a la llamada “reu”.
Diario de Querétaro entró a una de estas fiestas que, aunque clandestinas, son muy comunes en la ciudad, en algunos casos organizadas por menores de edad y en las que la mayoría de los asistentes también son menores de edad.
De hecho, muchos de los asistentes son llevados por sus propios padres, a quienes les aseguran que se trata de una fiesta privada, XV años, bienvenida de la escuela o el cumpleaños de algún amigo.
Los boletos comienzan a venderse con semanas de anticipación, pero debido a la naturaleza del evento y por seguridad el lugar sede no es revelado sino hasta uno o dos días antes de la fecha.
Generalmente la mayoría de asistentes se conoce o por lo menos se “ubican”, ya que para obtener la entrada debes estar en sus grupos de WhatsApp y, para hacerlo, debe invitarte quien ya es parte del grupo o bien ser amigo o conocido de los organizadores, el Dj o el “staff”.
"Eso te da un poco de seguridad de saber quiénes van… casi todos somos conocidos", menciona Sergio, uno de los organizadores de la “reu” a la cual asistió Diario de Querétaro.
Ahí no hay seguridad, quizá un par de jóvenes fungen de “guardias” con una macana; no hay vigilancia ni quien ponga límites, tampoco “cadeneros” que decidan quién puede entrar.
Tras pagar los 100 pesos de entrada, ya dentro de la fiesta no importa si tienen 12 o 22 años, los “vapes”, cigarros, “azulitos”, mojitos o pomos circulan por igual. Lo único que puede separarlos es cuando el organizador instala zonas “VIP”, por las que se llega a cobrar hasta 5 mil pesos.
"A mí no me interesa ir (a los antros), y yo creo que a la mayoría tampoco… aquí todos nos conocemos, vienen niñas bien guapas, no tenemos que pagar propina a los meseros que son bien ‘pasados’ (en los antros legales) y sólo pagas lo que consumes. Hay eventos que hasta te dejan meter pomo, ir a un antro está ya muy pasado", nos declaró Goz, un adolescente de 15 años que con orgullo menciona tener todas sus pulseras de las fiestas a las que ha ido en los últimos 2 años.
Para algunos eventos la barra libre es uno de los atractivos para atraer más personas y con ello garantizar más ambiente.
EN CORTO
- 17 años es la edad promedio de los asistentes a las fiestas que se organizan entre los adolescentes
- $5 mil pesos cuesta un espacio preferencial en zona VIP con amenidades exclusivas como juegos de azar
- Se organizan en redes sociales a través de grupos de amigos en los cuales circulan las invitaciones
- Los grupos, aunque multitudinarios, son “privados” y sólo se puede ingresar a través de amigos
- La locación en la que se habrá de realizar el evento en cuestión se reserva hasta el último momento