“El contacto físico con los otros es una necesidad qué cubrir, en términos de lo que tiene que ver con reducción de estrés y mejora del estado de ánimo. El no vernos, el no tocarnos también nos provoca dolor y tenemos que trabajarlo”, de acuerdo con la psicóloga Rebeca Pérez Ramírez, en el marco del Día del Internacional del Abrazo.
Al abrazar, el organismo humano libera oxitocina, conocida como la hormona de los vínculos emocionales; se trata de un compuesto cerebral que participa en el desarrollo de las sensaciones de pertenencia, seguridad y confort.
La especialista indicó que, ante las restricciones de contacto durante la pandemia, es necesario buscar estrategias para atender esta necesidad.
CERCANÍA EMOCIONAL
Cecilia, Eva, Laura y Silvia son extranjeras que viven en Querétaro y la Ciudad de México, sus países de origen son Argentina, España y Colombia; todas ellas han aprendido a buscar alternativas que las mantengan cercanas emocionalmente de sus hijos, madres y padres, en la seguridad de la distancia física obligada para procurar la salud propia y de sus seres queridos.
Laura y Eva viajaban a Colombia una o dos veces al año, no obstante, el país centroamericano cerró sus fronteras entre marzo y noviembre de 2020, por lo que la primera de ellas no pudo ver a su madre y hermanos sino hasta diciembre pasado. Cuenta que aún sabiendo que ninguno tiene síntomas ni ha estado expuesto, no sienten la confianza de convivir de manera más cercana, mucho menos con más miembros de la familia además de ellos, que comparten casa.
Para Eva, la situación ha sido más llevadera en algún sentido, puesto que lleva 13 años viviendo en México, y desde que se mudó al país, ha sido consciente de que tendría que buscar la manera de mantenerse en contacto con su madre; entre lo que ha cambiado a raíz de la contingencia sanitaria, identificó que “toda la expectativa, la esperanza de reunirnos quedó pausada y eso nos causó mucha tristeza”.
Cecilia es argentina y vive fuera de su país desde hace más de 20 años, ha estado lejos de sus hijos durante periodos prolongados, ya que viven en el país del sur y en Estados Unidos. No obstante, refirió que nunca ha sido sencillo, pero lo que ha cambiado el panorama definitivamente, fue el nacimiento de su primer y único nieto, al que sólo ha visto cuando tenía cinco meses; recuerda claramente la última vez que lo vio, en enero de 2019, “me dio angustia y ganas de llorar, pero pensé que en marzo y julio lo vería”. Ahora su nieto tiene más de un año y lo ha visto crecer a través de la pantalla.
MEDIDAS COMPENSATORIAS
Silvia tenía pensado volver a España en verano de 2020, sin embargo, no fue sino hasta diciembre que pudo viajar para ver a sus padres, para lo que antes se sometió a dos pruebas PCR, una antes de tomar el vuelo y otra llegando a España, donde permaneció una semana en aislada antes de reencontrarse con su familia. Consideró que las tecnologías ayudan mucho “te permiten ver a la otra persona, puedes abrazar la pantalla, estar en contacto así, pero la presencia física, aunque sea a distancia, no se sustituye y está cambiándonos, por las pruebas, yo podía abrazar a mis padres, pero ya ellos se habían acostumbrado a no abrazar, se les hacía incómodo y tenían miedo. Es muy difícil crear medidas compensatorias”.
Al cuestionarle a la psicóloga Rebeca sobre las posibles soluciones, reconoció que “es complejo, pero es buscar dar abrazos virtuales para sentirnos cobijados, se puede lograr a través de manifestar atención, sentirnos identificados al compartir los espacios en las plataformas, expresar palabras cariñosas y con tonos amables, son otras maneras de abrazar a otros y abrazarnos a nosotros mismos”.
Rebeca trabaja con niños que cursan la primaria, e identificó que el tema se ha vuelto mucho más significativo, puesto que como seres humanos estamos reafirmando la importancia del contacto físico: “¿cómo tocar al otro para influir de una forma positiva en su bienestar emocional? Tenemos el reto de cómo tocar al otro sin ser tocado para seguir incidiendo en su bienestar emocional”.
IMPORTANCIA DEL CONTACTO FÍSICO
Refirió que lo ideal es verlo como un alejamiento necesario para preservar la salud, en los adultos mayores hay consecuencias en los estados de ánimo, y para ella, es evidencia de que, con el paso de los años, volvemos a la sorpresa y las necesidades de la primera infancia, es así como los vínculos afectivos vuelven a ser primordiales; las estrategias que permitan sentirnos en sintonía con el otro”.
De acuerdo con Pérez, hay evidencias de la efectividad de la llamada terapia táctil en bebés prematuros y como elemento fundamental para el sano desarrollo de la personalidad, e incluso influye directamente en aspectos cognitivos. Con la gente mayor, se vuelve a una etapa parecida a los de los recién nacidos, en donde el contacto físico se vuelve algo imprescindible.
“Cuando se presenta la sensación de dolor es necesario preguntarnos qué hacemos para sentirnos mejor, luego hacer uso de la creatividad para buscar soluciones, y posteriormente, buscar sentirnos parte de una comunidad”, concluyó la especialista.