Norma Alicia, Alondra Esmeralda y Estela son tres mujeres en busca de una oportunidad para ser operadoras de transporte público o privado, una decisión que tomaron para salir adelante por una mejor vida para sus hijas e hijos, pues las circunstancias han sido difíciles para ellas y el apoyo de sus seres queridos fundamental en este nuevo camino de retos, que esperan con ansias afrontar.
Las tres se encuentran, junto a otras compañeras, en el curso de capacitación impartido por el Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Querétaro (ICATEQ), como parte de un programa de la Secretaría del Trabajo en el estado para impulsar a las mujeres en el ámbito laboral, con una propuesta de aprendizaje y oportunidad de trabajo en empresas como Qrobús o alguna otra, relacionada al transporte.
Estela Pérez tiene 50 años; es queretana y vive en la zona norte de la ciudad de Querétaro, en la colonia Azucenas. Tiene dos hijas, por quienes dice ha luchado para salir adelante, pues las situaciones difíciles la han llevado a tomar decisiones, como el de ser operadora, trabajar por su familia.
"Yo no tengo miedo de estar aquí, de lo que tengo miedo es de no hacerlo", dice con seguridad. "Yo creo que ya el miedo ha sido superado en muchos aspectos, sobre todo en la vida, en todo". Y es que Estela ha tenido que afrontar dificultades personales, no sin antes salir cada día, que está oscuro, y regresar igual, como madre trabajadora.
"Yo me levanto todos los días temprano, salgo de casa, cuando está oscuro y regreso a casa oscuro. Por horarios y tiempo a veces sí me los doy, también tengo personas por las que voy en ciertos horarios donde tienen que llegar en tiempo y forma y hay que trabajar por ellas. Tengo dos hijas por las que he luchado mucho".
Asegura quiere aprovechar esta oportunidad, pues ya tenía experiencia como taxista durante tres años, por lo que conoce la ciudad, sus calles, los rincones, no llegó en blanco al curso. También fue vendedora y esa otra faceta, en conjunto, le servirán de experiencia para recorrer Querétaro; ella está dispuesta a hacerlo.
Alondra Esmeralda, de 39 años de edad es sonorense, con cerca de 22 años en Querétaro. Vive cerca del panteón de San Pedro Mártir, también al norte de la ciudad. Tiene esposo y cuatro hijas, de 24, 20, 10 y siete años. Mucho tiempo se dedicó a vender ropa con sus amistades y luego entonces surgió la oportunidad de un cambio en su vida, ser operadora de transporte.
El anuncio lo vio en Facebook. El mismo día se comunicó y entregó sus papeles. Ahora forma parte de este equipo de trabajo de capacitación y si así se le fuera dado trabajaría en Qrobús sin mayor problema.
"Jamás fue un reto para mí y algo interesante es que me voy a enseñar a conducir un camión, eso es un reto porque no es fácil, pero echándole ganas se puede y acá andamos. No me da miedo, me gusta. Hay partes donde sí me pongo a pensar, pero hay que tratar de superar el miedo para hacerlo mejor".
Sus hijas la apoyan al igual que su esposo, quien suele mandarle mensajes cada mañana para desearle suerte. Por lo pronto el resto de su familia y amigos no lo saben, no por algo específico, sino que Alondra prefiere decírselos cuando ya esté en operaciones, cuando, dice, haya cumplido su objetivo.
"No les he comentado mucho; algunas personas que sí me dijeron que estaba loca, pero es algo que me gusta, pero no a mucha gente, que ve un riesgo. Pero yo espero a cuando cumpla mi meta. Sí me siento parte de esto, pero hasta que haya cumplido mi objetivo lo haré saber. Mi esposo e hijas me apoyan y eso es lo importante".
Norma Alicia fue enfermera. La mayor parte del tiempo se dedicó al hogar y ahora separada buscó la oportunidad de empleo, algo que se le dificultó en su área por la falta de experiencia laboral. Tiene 41 años y proviene de la Ciudad de México. Tiene dos hijas, una estudiante de universidad y la otra a nivel secundaria.
"Soy enfermera, pero no encontré trabajo porque me dediqué más al hogar", explica. Su familia no tomó a bien esta noticia, por lo peligroso del oficio. "Mi mamá me dijo que por favor no lo hiciera porque es muy peligroso, pero yo le dije que es una gran oportunidad de trabajo porque nos apoyan con herramientas".
"Hay momentos en que se tiene que decidir y pensé que esta era mi oportunidad", explicó. Sus hijas, dice, están emocionadas con esta nueva faceta de su madre, quienes la ven progresar pese a las dificultades que se presentan. De enfermera a una actividad que poco tiene que ver, es un cambio importante que decidió asumir.
De ello ha aprendido que como mujer afrontar un trabajo relacionado más con hombres es una oportunidad de demostrar que ellas también lo pueden hacer, que están preparadas. Dice no tener miedo ni preocupación sobre lo que pueda ocurrir en alguna unidad, pues se siente confiada de lo que ha hecho hasta ahora y de la determinación para seguir adelante, pese a los retos. Este es otro de ellos.