La tradición de vestir al Niño Dios es una de las características principales del Día de la Candelaria, donde las personas suelen buscar algún vestido para que sea bendecido, sin embargo, dentro de la variedad de ropones existe uno en particular que ha llamado la atención en los distintos tianguis y mercados de Querétaro: el Dr. Covid.
Con careta, cubrebocas y la indumentaria de un profesional de la salud es como ha surgido esta tendencia en épocas de pandemia, donde, a decir de comerciantes, es un homenaje al personal de salud y una muestra de respeto ante dicha labor.
"Nosotros desde el año pasado lo empezamos a vender. Hay varias medidas para que la gente vista su Niño Dios y pida por la salud de sus enfermos y de las personas a su alrededor. Luego han venido enfermeras por estos trajecitos y les parece muy bonito", indicó a este medio Juana Vázquez, locataria del mercado La Cruz.
Si bien, algunos afirman que este tipo de vestuarios ya se hacían con anterioridad, tales como el de enfermero, es en esta época en que han cobrado mayor auge y ventas, por lo que este tipo de ropones han tenido buena recepción entre la ciudadanía, quienes acuden incluso a tomarle fotos a las figuras.
"Vienen muchas personas curiosas a ver al Niño Dios y le toman fotos y todo. La gente sigue comprando los ropones de tradición, eso siempre; las señoras, las madres de familia, pero no falta quién se lleve este versión doctor y lo lleva a bendecir a la iglesia", refirió Susana Ocampo, también locataria de La Cruz.
Para cierta clientela, el Dr. Covid, es una manera de hacer conciencia acerca de las medidas sanitarias, pues es un recordatorio de que se tienen que acatar para salvaguardar la salud entre la población, situación que puede recordarse incluso en estas celebraciones religiosas.
"La salud es importante. Tenemos que tener salud todos y el Niño Dios no lo puede recordar con este tipo de trajes. Hay gente que se ofende, pero qué se ofendan, no entienden que también puede ayudar a que la gente tome consciencia de que estamos en una situación difícil para todos", señaló Laura García, madre de familia y cliente.
La tradición de vestir al Niño Dios nació en México durante 1912, donde era costumbre levantarlo del pesebre para después cubrirlo, sin embargo, su origen se remonta a la liturgia de la Purificación, donde padres de familia acercaban a sus hijos más pequeños a recibir la bendición.