Vendedores de puestos periódicos pidieron a las autoridades municipales dejen de perseguirlos y clausurarlos, argumentando que venden otros productos que no son publicaciones impresas, pues ante la baja de ingresos algunos ofrecen chicles, cigarros, dulces, semillas o hasta aguas, pero están en la disposición de regularizar sus licencias.
Néstor López, voceador, explicó que han sostenido reuniones con la dirección de Comercio para regularizar sus licencias y poder ofrecer otros productos en sus estanquillos.
“Hemos ido a hablar con ellos (dirección de Comercio en Vía Pública) y nos los han liberado pero nos vuelven a clausurar otros y los inspectores andan pase y pase a los puestos para que no tengamos tal cosa, nos amenazan que van a clausurar la verdad no entendemos el por qué”.
Desde el mes de septiembre tienen reporte de cuatro estanquillos clausurados y uno que fue retirado en la esquina de Insurgentes Queretanos y Zaragoza.
“Ellos argumentan que nuestra licencia es para periódicos y revistas aunque ya tenemos 20 o 25 años vendiendo lo mismo, estamos de acuerdo que eso marca la licencia pero a todo mundo nos ha ido mal y buscamos la forma de ganar un peso más, en general ese es el pretexto”.
Dijo que esta persecución y clausuras de estanquillos no es solo para el primer cuadro de la ciudad, pues tienen reportes de colonias como El Rocío y el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer.
“En general todos los puntos, por ejemplo en el Hospital del Niño y la Mujer llegó al grado que el compañero ya comentó que va a tener que cerrar porque los inspectores lo están molestando, en general sentimos que ya es una persecución contra nosotros o una consigna”
Antonio Cabrera, vendedor de periódicos y revistas desde hace 15 años explicó que ante la baja venta, que los afecta desde hace años, han ido ofertando cigarros, chicles o dulces para poder hacer una ganancia extra.
El pasado mes de septiembre fue clausurado por vender dulces y cigarros, finalmente tras pagar una multa de 600 pesos pudo volver a abrir su estanquillo.
Estimó que diariamente ganan de 100 a 150 pesos, a veces ni eso, por lo que este es su único medio de supervivencia y ya dejó de vender dulces por miedo al hostigamiento de las autoridades.
“Nosotros dependemos del puro periódico y las revista, de aquí me ayudo para mi familia, nos queremos regularizar para que salga para comer”, finalizó.