Tres días después de la fiesta, los muertos vuelven a descansar en paz, y los panteones regresan a su rutina habitual: silenciosos, solitarios y con flores marchitas adornando las tumbas.
Así luce el Panteón de San Pedro Mártir, donde el ajetreo de los días de celebración ha quedado atrás, dando paso al trabajo de los empleados de mantenimiento, quienes ahora tienen la tarea de limpiar el espacio y realizar las reparaciones necesarias.
En un recorrido por el panteón, se observan veladoras apagadas, restos de cempasúchil que empiezan a secarse y algunas flores marchitas en las tumbas. El encargado de mantenimiento, quien prefirió no dar su nombre, mencionó que los días posteriores al Día de Muertos implican un esfuerzo adicional para restaurar el orden en el lugar.
“Esperamos unos 15 días a que las flores se sequen bien. Hay quienes pagan para que se rieguen, pero después de este tiempo, retiramos todo lo que queda marchito", explicó.
Según el trabajador, algunas familias contratan jóvenes para regar las flores una semana después de la festividad, pero la mayoría de las tumbas se abandonan nuevamente tras las visitas anuales, dejando el trabajo de limpieza a cargo del personal del panteón.
Además de la limpieza de flores y residuos, el mantenimiento incluye la reparación de tumbas dañadas por el paso de los visitantes. "Durante estos días, las personas pasan por encima de las lápidas, a veces sin darse cuenta, y eso causa quebraduras o desplazamientos en las tumbas. Tenemos que repararlas y dejar todo en orden”, agregó el encargado.
El proceso de rehabilitación se extiende también a las áreas comunes, donde se realiza un trabajo de mantenimiento estructural y de jardinería. “Nos toma varios días dejar el panteón como estaba antes de las celebraciones", comentó.
El Día de Muertos transforma los panteones en espacios llenos de vida, pero una vez que las festividades concluyen, la calma y el abandono vuelven a dominar el ambiente.
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A medida que los trabajadores se encargan de devolver el orden a los cementerios, las tumbas nuevamente quedan sin visitantes, esperando hasta el próximo año cuando vuelvan las ofrendas y los recuerdos.