Esta semana es clave para el futuro de la coalición legislativa conformada por el PRI, PAN y PRD, pero no solo en términos parlamentarios sino que la división podría extrapolarse para terminar con la coalición electoral de los tres partidos en los comicios del 2023 y por supuesto, en consecuencia, del 2024.
La discusión se ha centrado, como bien sabe usted, en la propuesta que ha hecho el grupo parlamentario del PRI en Cámara de Diputados a un transitorio de la reforma que creó a la Guardia Nacional. Lo que dice este transitorio es que para el 2024 los militares regresarán a sus cuarteles, pues cuando fue votada esta reforma se pensó que la guardia nacional, civil por supuesto, avanzaría tanto en sus objetivos que permitiría esto, la realidad es distinta.
El PRI entonces propone extender la presencia de los militares hasta el 2028, en lo cual tanto el PAN como el PRD no están de acuerdo. El fondo del problema, a decir del PAN, es que hay un acuerdo legislativo que firmaron los tres partidos sobre aplicarle a MORENA una “moratoria constitucional”, ¿qué es esto? Que dicha coalición legislativa de aquí a que termine el sexenio no aprobará ningún cambio constitucional para evitar que el Presidente López Obrador termine con el INE o bien militarice al país, así lo dicen ellos.
Si bien la reforma presentada por el PRI no es constitucional, si busca reformar un transitorio de una reforma constitucional, así que para el PAN y el PRD, el solo hecho de haberla presentado rompe los acuerdos previamente establecidos en la coalición. Se le pidió al PRI retirar la iniciativa y construir en conjunto una nueva, la respuesta fue un contundente no. Hay muchas preguntas ante esta situación en la que pone el PRI la vigencia de la alianza, pero una de las más relevantes es ¿cuál es la prisa?, es decir, si el término de este transitorio ocurrirá hasta el 2024, para qué poner en riesgo la alianza que competirá en el Estado de México y Coahuila en 2023. Lo más sensato, pareciera a la distancia, es postergar dicha discusión lo más posible para evitar fracturas anticipadas.
Y es que no podemos olvidar que aunque hoy pareciera natural este bloque opositor, es la primera vez en la historia de nuestro país que el PRI y el PAN se juntan como aliados electorales. Son adversarios históricos y eso no se puede borrar de un plumazo, por lo cual es necesario trabajar con mucha cautela y con enorme cuidado los acuerdos entre estos partidos, pues existe una memoria histórica que no favorece la idea de hacer equipo. Y eso dejando a lado las diferencias de fondo, ideológicas, de pensamiento y de forma de entender el estado. Todas estas diferencias se lograron dejar a un lado pues se entiende que el país hoy está dividido a la mitad, el problema es que una mitad completa la ocupa MORENA y la otra se encuentra dividida entre los distintos partidos de oposición, que en este caso solo sumándose todos lograrían la diferencia.
Veremos el desenlace de este “tiempo” que se dieron dentro de la coalición, porque de romper absolutamente se estará renunciando a la posibilidad del 2023 y seguramente del 2024.
Al tiempo
*Diputado local PRI
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