/ domingo 17 de marzo de 2019

En la Mira | Colosio

Conocí a Luis Donaldo hace 30 años allá por 1989 cuando él era presidente del PRI y nosotros apenas un grupo de jóvenes curiosos

La última vez que vi a Luis Donaldo Colosio fue en marzo de 1994, 20 días antes de que lo asesinaran en Tijuana. Yo venía recién desempacado de la cobertura desatada por el conflicto en Chiapas, de dónde tuve que salir por seguridad personal, tras haber sido víctima junto con otros colegas de un fallido secuestro a manos de un cacique local.

Eran los días turbulentos de aquel año, cuando no había un minuto de reposo para nadie, menos para los periodistas. Apenas me reporté con Vicente Leñero en la redacción de Proceso cuando me pidieron acompañar al reportero Elías Chávez para hacer una entrevista con Colosio en una casa de la colonia Del Valle. Por cierto, ahí conocí a Federico Arreola quien trabajaba estrechamente con el candidato en temas de comunicación y que nos acompañó durante la charla.

La entrevista se publicó el 6 de marzo de 1994, firmada por Elías Chávez. Dos semanas después estábamos volando de madrugada hacia Lomas Taurinas al día siguiente del magnicidio, con la encomienda de encontrar la mejor foto del terrible acto que le quitó la vida al candidato presidencial del PRI.

Aunque conocí a Luis Donaldo hace 30 años allá por 1989 cuando él era presidente del PRI y nosotros apenas un grupo de jóvenes curiosos. Recuerdo bien que fue la primera vez que pisaba las instalaciones de aquel partido en Buenavista. El quería acercarse a los jóvenes universitarios y, en especial, conocer los puntos de vista de quienes estudiábamos en la UNAM. Fue un encuentro cordial, sencillo y punto.

Lo fotografié muchas veces, pero es esta imagen que hoy les presento, la más significativa de las que le hice; la tomé el 28 de noviembre de 1993 en el auditorio del PRI, cuando fue destapado por su partido, con el apoyo de Salinas y la plataforma del programa Solidaridad que él mismo comandaba cuando era secretario de Desarrollo Social.

La próxima semana se cumplen 25 años del cobarde asesinato de Luis Donaldo a manos de un inadaptado social, hoy todavía preso. Este mismo diario donde hoy escribo, dio a conocer en exclusiva apenas en febrero pasado, las imágenes de un video desclasificado donde se observan los detalles inéditos de la autopsia del candidato y su asesinato en Tijuana.

México amanecía en 1994 con un nuevo Tratado de Libre Comercio y con el surgimiento además, de una guerrilla nueva en el sureste mexicano y antes de que se cumplieran 100 días de ese horrible año, ya teníamos un magnicidio en el país de cara a las elecciones federales de aquel año.

El día que mataron a Colosio yo estaba en las oficinas de Proceso, cuando empezaron a surgir todo tipo de rumores sobre lo que pasaba en Tijuana, como no había fotógrafo nuestro enviado a ese tramo de la campaña, me encargaron de inmediato lanzarme para rastrear las imágenes que se pudieran del atentado, en función de la emergencia que se presentaba y continuar con la cobertura.

Así, a la mañana siguiente, dimos con Efrén Mota, un contador que había tomado una de las más fuertes imágenes de Colosio cuando lo llevaban cargando, bañado en sangre y que se publicó en distintos medios. Las portadas de los diarios del día siguiente estaban dominadas por la foto que hizo el fotógrafo del San Diego Union. Esa donde Colosio está en el piso en el último cuadro del fotógrafo Robert Gauthier.

En aquella cobertura nos quedamos semanas en Tijuana trabajando sobre el tema y tratando de desentrañar una posible conspiración alrededor del asesinato. Trabajé con dos profesionales que en aquel entonces formaban parte de la redacción de la revista, y de los que siempre aprendí: Pascal Beltrán del Río y Antonio Jaques, reportero este último, fallecido ya hace varios años. Fueron días intensos.

Recuerdo que rentamos una habitación extra, sólo para pegar en las paredes cientos de fotografías de aquel mitin en Lomas Taurinas, para entender lo que había pasado en aquella tarde fatal para Colosio.

Eran días en los que salíamos de entrevistar al jefe de la policía en Tijuana y antes de mandar la nota o sus fotos, nos enterábamos de cómo había sido emboscado y asesinado al salir de su oficina horas después de haberlo conocido. Eran momentos de tensión extrema.

Así las cosas, es obvio que no podía dejar pasar el aniversario de aquel magnicidio, sin recordar a este político mexicano y evocar los momentos que como fotoperiodista me tocó vivir.

PD. Por cierto, a los fotógrafos emergentes y/o estudiantes que frecuentemente me escriben para conversar o intercambiar información sobre becas o cursos de fotografía documental, les tengo una buena noticia; para mayo próximo, Círculo Rojo está organizando un Workshop a Nueva York donde pueden hacer foto, viajar y conocer además a un fotoperiodista mexicano que trabaja en Manhattan para distintas revistas y que les compartirá sus consejos de manera directa. Si les interesa, escriban a la página de Círculo Rojo en Facebook y apúntense esta semana. Por cierto, Sony se suma a la experiencia con cámaras Mirror Less de última generación que les prestará a todos los participantes del viaje para que conozcan sus equipos, pero el cupo es limitado.

La última vez que vi a Luis Donaldo Colosio fue en marzo de 1994, 20 días antes de que lo asesinaran en Tijuana. Yo venía recién desempacado de la cobertura desatada por el conflicto en Chiapas, de dónde tuve que salir por seguridad personal, tras haber sido víctima junto con otros colegas de un fallido secuestro a manos de un cacique local.

Eran los días turbulentos de aquel año, cuando no había un minuto de reposo para nadie, menos para los periodistas. Apenas me reporté con Vicente Leñero en la redacción de Proceso cuando me pidieron acompañar al reportero Elías Chávez para hacer una entrevista con Colosio en una casa de la colonia Del Valle. Por cierto, ahí conocí a Federico Arreola quien trabajaba estrechamente con el candidato en temas de comunicación y que nos acompañó durante la charla.

La entrevista se publicó el 6 de marzo de 1994, firmada por Elías Chávez. Dos semanas después estábamos volando de madrugada hacia Lomas Taurinas al día siguiente del magnicidio, con la encomienda de encontrar la mejor foto del terrible acto que le quitó la vida al candidato presidencial del PRI.

Aunque conocí a Luis Donaldo hace 30 años allá por 1989 cuando él era presidente del PRI y nosotros apenas un grupo de jóvenes curiosos. Recuerdo bien que fue la primera vez que pisaba las instalaciones de aquel partido en Buenavista. El quería acercarse a los jóvenes universitarios y, en especial, conocer los puntos de vista de quienes estudiábamos en la UNAM. Fue un encuentro cordial, sencillo y punto.

Lo fotografié muchas veces, pero es esta imagen que hoy les presento, la más significativa de las que le hice; la tomé el 28 de noviembre de 1993 en el auditorio del PRI, cuando fue destapado por su partido, con el apoyo de Salinas y la plataforma del programa Solidaridad que él mismo comandaba cuando era secretario de Desarrollo Social.

La próxima semana se cumplen 25 años del cobarde asesinato de Luis Donaldo a manos de un inadaptado social, hoy todavía preso. Este mismo diario donde hoy escribo, dio a conocer en exclusiva apenas en febrero pasado, las imágenes de un video desclasificado donde se observan los detalles inéditos de la autopsia del candidato y su asesinato en Tijuana.

México amanecía en 1994 con un nuevo Tratado de Libre Comercio y con el surgimiento además, de una guerrilla nueva en el sureste mexicano y antes de que se cumplieran 100 días de ese horrible año, ya teníamos un magnicidio en el país de cara a las elecciones federales de aquel año.

El día que mataron a Colosio yo estaba en las oficinas de Proceso, cuando empezaron a surgir todo tipo de rumores sobre lo que pasaba en Tijuana, como no había fotógrafo nuestro enviado a ese tramo de la campaña, me encargaron de inmediato lanzarme para rastrear las imágenes que se pudieran del atentado, en función de la emergencia que se presentaba y continuar con la cobertura.

Así, a la mañana siguiente, dimos con Efrén Mota, un contador que había tomado una de las más fuertes imágenes de Colosio cuando lo llevaban cargando, bañado en sangre y que se publicó en distintos medios. Las portadas de los diarios del día siguiente estaban dominadas por la foto que hizo el fotógrafo del San Diego Union. Esa donde Colosio está en el piso en el último cuadro del fotógrafo Robert Gauthier.

En aquella cobertura nos quedamos semanas en Tijuana trabajando sobre el tema y tratando de desentrañar una posible conspiración alrededor del asesinato. Trabajé con dos profesionales que en aquel entonces formaban parte de la redacción de la revista, y de los que siempre aprendí: Pascal Beltrán del Río y Antonio Jaques, reportero este último, fallecido ya hace varios años. Fueron días intensos.

Recuerdo que rentamos una habitación extra, sólo para pegar en las paredes cientos de fotografías de aquel mitin en Lomas Taurinas, para entender lo que había pasado en aquella tarde fatal para Colosio.

Eran días en los que salíamos de entrevistar al jefe de la policía en Tijuana y antes de mandar la nota o sus fotos, nos enterábamos de cómo había sido emboscado y asesinado al salir de su oficina horas después de haberlo conocido. Eran momentos de tensión extrema.

Así las cosas, es obvio que no podía dejar pasar el aniversario de aquel magnicidio, sin recordar a este político mexicano y evocar los momentos que como fotoperiodista me tocó vivir.

PD. Por cierto, a los fotógrafos emergentes y/o estudiantes que frecuentemente me escriben para conversar o intercambiar información sobre becas o cursos de fotografía documental, les tengo una buena noticia; para mayo próximo, Círculo Rojo está organizando un Workshop a Nueva York donde pueden hacer foto, viajar y conocer además a un fotoperiodista mexicano que trabaja en Manhattan para distintas revistas y que les compartirá sus consejos de manera directa. Si les interesa, escriban a la página de Círculo Rojo en Facebook y apúntense esta semana. Por cierto, Sony se suma a la experiencia con cámaras Mirror Less de última generación que les prestará a todos los participantes del viaje para que conozcan sus equipos, pero el cupo es limitado.

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