El primer ministro de Sudán, Abdalá Hamdok, vuelve a tomar las riendas del proceso de transición tras un acuerdo alcanzado este domingo con el general Abdel Fattah al Burhan, jefe del ejército y autor del golpe que lo destituyó el 25 de octubre, mientras miles de personas seguían manifestándose.
En el interior del palacio presidencial, delante del cual las fuerzas de seguridad lanzaron granadas lacrimógenas para dispersar a los miles de manifestantes que gritaban "no al poder militar", los dos hombres firmaron un acuerdo para compartir el poder y prometieron retomar el proceso de transición.
Pero en las calles, la movilización seguía. Los organizadores que impulsaron la revuelta que puso fin a 30 años de dictadura de Omar al Bashir en 2019, anunciaron que rechazaban "cualquier acuerdo que permita a los golpistas permanecer en cualquier autoridad de transición", según la Asociación de Profesionales Sudaneses, punta de lanza de las protestas de hace dos años.
Desde el golpe militar, las protestas han dejado 40 muertos y centenares de heridos, según una asociación de médicos prodemocracia.
Hamdok, en su primera aparición pública desde el golpe, prometió en un breve discurso "terminar antes que nada con el derramamiento de sangre en Sudán".
"La paciencia" de Hamdok
Por su parte, el general Burhan le "agradeció su paciencia", después de que el execonomista pasara casi un mes en arresto domiciliarios.
En virtud del acuerdo firmado por los dos hombres, los ministros y dirigentes civiles detenidos el 25 de octubre también serán liberados.
Pese al anuncio del acuerdo, miles de manifestantes salieron a protestar en Jartum y sus suburbios, en Kasala y Puerto Sudan (este) y en Atbara (norte).
Las fuerzas del orden dispararon gases lacrimógenos contra los manifestantes congregados frente al palacio presidencial en la capital, según constató un periodista de AFP.
El anuncio de este domingo se produce tras semanas de mediación para sacar al país de la crisis. Durante ese tiempo, embajadores occidentales, negociadores de la ONU y personalidades de la sociedad civil sudanesa se reunieron con civiles y militares.
El objetivo era relanzar una transición que debe llevar al país a unas elecciones libres en 2023, tras 30 años de dictadura militar de Bashir, destituido por el ejército luego de manifestaciones masivas.
"Sin negociación"
A pesar del anuncio del regreso de Hamdok, los partidarios de un traspaso total del poder a los civiles han mantenido la movilización.
Las Fuerzas por la Libertad y el Cambio, el principal bloque de defensa de derechos civiles de Sudán, rechazaron de inmediato el acuerdo.
"Reiteramos claramente que no hay posibilidad de negociación, ni asociación" con "los golpistas", dijeron, pidiendo que los generales sean llevados ante la justicia por su sangrienta represión de las protestas.
Por su parte, el partido Oumma, el mayor del país, afirmó "rechazar cualquier acuerdo político que no aborde las raíces de la crisis creada por el golpe militar".
Semanas atrás, el general al Burhan parecía decidido a mantener el poder, pese al rechazo de la comunidad internacional y de los manifestantes.
En ese sentido, nombró un nuevo consejo gobernante en el que mantenía su posición como jerarca, junto con un poderoso comandante paramilitar, tres altos cargos militares, tres exdirigentes rebeldes y un civil.
Desde el 25 de octubre, miles de sudaneses han participado en manifestaciones contra el ejército y para pedir el regreso de un gobierno civil.
La comunidad internacional ha denunciado en varias ocasiones la represión, pidiendo regresar al proceso de transición democrática.
Ante el elevado número de víctimas entre los manifestantes, la policía afirma que nunca abrió fuego. Según las fuerzas del orden, las protestas solo dejaron un muerto y 30 heridos debido, según ellos, a gases lacrimógenos.