El opositor ruso Alexéi Navalni, convaleciente en Alemania tras haber sido envenenado en agosto, anunció este miércoles que regresará a su país el 17 de enero, pese a que se arriesga a terminar en la cárcel.
"Nunca me he hecho la pregunta de 'volver o no volver'. Simplemente porque no me he ido. Me encontré en Alemania después de llegar en una caja de reanimacion", dijo el activista, de 44 años, en su página de la red social Instagram, en la que dijo que tenía un pasaje de vuelta para el 17 de enero en un vuelo comercial.
Navalni, aguerrido militante anticorrupción y enemigo declarado del Kremlin, se sintió mal repentinamente durante un vuelo, cuando regresaba de un viaje en Siberia. El avión realizó un aterrizaje de emergencia en la ciudad rusa de Omsk, donde el activista estuvo hospitalizado unas 48 horas antes de ser evacuado, en coma, a Alemania.
El opositor logró recuperarse y tres laboratorios europeos concluyeron que había sido envenenado por una sustancia neurotóxica de tipo Novichok, concebida por los expertos soviéticos con fines militares.
Estos resultados fueron confirmados por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) y una investigación de varios medios señaló como responsables del envenenamiento a los servicios especiales rusos (FSB).
"He sobrevivido. Y ahora (el presidente ruso Vladimir) Putin, que dio la orden de asesinarme (...) dice a sus servidores que hagan todo lo posible para que no vuelva", dijo Navalni este miércoles.
"Esta mañana, haciendo mis ejercicios habituales como hago cada día desde hace meses me dije que estaba prácticamente curado", explicó el opositor, en un video que ilustraba su mensaje. "Viendo esto, he mirado los vuelos de la compañía Pobeda y he comprado un billete para ir a casa. El domingo, 17 de enero, vuelvo a Moscú", agregó.
Un activista del Fondo de lucha contra la corrupción (FBK), la organización de Navalni, publicó en Twitter una foto de su reserva del vuelo con la frase: "Algo me dice que el aeropuerto estará lleno el domingo".
Impedirle regresar
Desde que salió del coma, Navalni acusa a Putin de haber ordenado su asesinato, algo que el Kremlin niega.
Este asunto provocó además la tensión diplomática entre Moscú y los países occidentales. La Unión Europea (UE) prohibió la estancia en su territorio a varios responsables rusos, entre ellos el responsable del FSB, Alexandre Bortnikov.
A modo de respuesta, Moscú anunció contrasanciones y prohibió la entrada a varios representantes de países de la UE, una medida que afectó en primer lugar a Francia, Alemania y Suecia, los países cuyos laboratorios identificaron el Novichok.
El activista corre el riesgo de ser encarcelado en Rusia, ya que la justicia recibió el martes una denuncia que pide la transformación de una condena de cárcel con suspensión de pena en una pena de prisión sin este beneficio.
Navalni afirma que la denuncia fue presentada por los servicios penitenciarios rusos (FSIN) sobre una condena pronunciada en 2014 y considera que es una maniobra para impedirle volver al país.
A finales de diciembre se abrió en Rusia una investigación contra él "por fraude masivo" por haber presuntamente gastado para fines personales donaciones recibidas por valor de 356 millones de rublos (3,9 millones de euros, 4,3 millones de dólares actuales).
A finales de 2020, el sitio web inglés de investigación Bellingcat publicó junto a varios medios una investigación en la que identificaba a ocho agentes del FSB implicados en un sistema de espionaje al activista desde hace años.
Navalni aseguró que había tendido una trampa a uno de estos agentes por teléfono y le hizo admitir que había participado en su envenenamiento. El FSB calificó de "falsas" estas afirmaciones.
Rusia ha señalado a los servicios de inteligencia occidentales o ha puesto en tela de juicio la higiene de vida de Navalni cuando se refiere a su envenenamiento. Además, las autoridades se han negado a abrir una investigación criminal, argumentando que Alemania se negaba a enviarles los datos que poseía.