El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pretende, junto con el G7 y la Unión Europea, excluir a Rusia del régimen de reciprocidad que rige el comercio mundial, que le permitiría aplicarle aumentos de aranceles en respuesta a la invasión de Ucrania.
Biden anunciará el viernes que quiere privar a Moscú de su estatus comercial de "nación más favorecida", dijo a la AFP una fuente familiarizada con el asunto.
Rusia se sumaría de esa manera a Cuba y Corea del Norte, los únicos países excluidos por la primera potencia mundial del principio de reciprocidad, base de la mayoría de las relaciones comerciales internacionales.
La decisión final sobre esta nueva sanción, que se tomaría en coordinación con el G7 y la Unión Europea, corresponde al Congreso de Estados Unidos, indicó la misma fuente, confirmando reportes de varios medios estadounidenses.
Los miembros demócratas y republicanos del Congreso, que muestra un raro impulso bipartidista en lo que respecta a las sanciones contra Moscú, ya manifestaron su apoyo para poner fin a las relaciones comerciales normales con Rusia.
La agenda de Biden para el viernes prevé declaraciones a las 10H15 (20H15 GMT) para anunciar nuevas medidas en respuesta a la "guerra no provocada e injustificada" de Rusia contra Ucrania.
La cláusula de la nación más favorecida -conocida en Estados Unidos como la "relación comercial permanente normal"- es un pilar del libre comercio.
Este principio de reciprocidad y no discriminación rige actualmente la mayor parte de las relaciones comerciales entre estados.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) requiere que cualquier ventaja comercial, como una reducción de aranceles otorgada por un miembro se aplique automáticamente a todos los demás.
Moscú, que se unió a la OMC en 2012, se ha beneficiado desde entonces de este régimen. En concreto, privar a Rusia de este estatus permitiría a sus socios comerciales imponerle aranceles aduaneros más elevados, penalizando sus exportaciones.
30.000 millones de dólares
En 2021, Estados Unidos importó productos rusos por valor de unos 30.000 millones de dólares, incluidos 17.500 millones de dólares en petróleo crudo, una mercancía sobre la que Washington acaba de imponer un embargo total.
Esta nueva sanción se sumará a otras muchas aplicadas por Occidente para cortar paulatinamente los lazos económicos y financieros del país liderado por Vladimir Putin con el resto del mundo.
Estas sanciones ya tuvieron un impacto devastador en la economía rusa, hasta el punto de que el país está ahora, según la agencia Fitch, al borde de un default.
El rublo bate récords de debilidad mientras muchas empresas occidentales suspendieron sus actividades en Rusia.
La guerra en Ucrania también tiene consecuencias para toda la economía mundial, que apenas se recupera de la pandemia de covid-19, debido en particular a la explosión del precio de las materias primas.
Biden está bajo una intensa presión política interna para anunciar más sanciones contra Rusia.
En este contexto decidió prohibir las importaciones de petróleo ruso a Estados Unidos, una medida que le exigió el Congreso y que, por primera vez, se tomó sin coordinación con los europeos.
La presión también proviene de Ucrania, que insta a Washington a golpear más fuerte en los bolsillos de Rusia, visto que Biden descartó categóricamente una intervención militar.
"Sé que Estados Unidos está haciendo todo lo que puede en este momento, pero (...) realmente queremos que se introduzcan muchas más medidas", dijo el viernes a la CNN Oleg Ustenko, asesor económico del presidente ucraniano.