El presidente electo estadounidense, Joe Biden, habló por teléfono el jueves por la noche con tres dirigentes de países aliados de Asia, con quienes se comprometió a mantener los pactos de defensa mutua y a restablecer las relaciones, un tanto debilitadas bajo el mandato de Donald Trump.
Después de llamar a varios dirigentes europeos, el ex vicepresidente se entrevistó con el primer ministro australiano Scott Morrison, el presidente surcoreano Moon Jae-in y el primer ministro japonés Yoshihide Suga.
Estos tres mandatario ya lo habían felicitado por su reciente victoria en las presidenciales, que Trump rechaza reconocer.
Durante su conversación con Biden, Suga lanzó una firme advertencia sobre "la situación cada vez más grave en la región en materia de seguridad", según un comunicado de las autoridades japonesas, ante lo que Biden expresó su "profundo compromiso en favor de la defensa de Japón", explicó su equipo de transición presidencial.
Durante los cuatro años de la administración Trump, los aliados de Estados Unidos en Asia dudaron en varias ocasiones de la voluntad del presidente estadounidense de respetar los compromisos adquiridos por Washington en caso de conflicto militar internacional.
En un gesto susceptible de provocar una reacción de Pekín, Biden habría confirmado que los compromisos en materia de defensa incluirían los islotes desiertos Senkaku/Diaoyu, que Tokio y Pekín llevan décadas disputándose.
Al hablar con Moon, el presidente electo habría dicho que la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur constituye el "pilar de la seguridad y de la prosperidad" en la región. Así, se habría comprometido a colaborar para abordar "problemas comunes" como Corea del Norte y el cambio climático.
Trump se había planteado retirar a las tropas presentes en Japón y Corea del Sur, donde hay desplegados unos 28.500 soldados estadounidenses para proteger al país de la amenaza norcoreana.
En cuanto al primer ministro australiano, Biden le habría recalcado la importancia de "hacer frente al cambio climático", pues el gobierno de Canberra, conservador, está acusado de no poner en marcha suficientes medidas para combatir ese fenómeno.
Por su parte, Scott Morrison dijo que la llamada fue "muy cálida" y afirmó que Biden no mencionó la cuestión de la neutralidad del carbono, sino más bien las "tecnologías" para reducir las emisiones.