El Colegio Electoral de Estados Unidos confirmó este lunes al demócrata Joe Biden como presidente electo, asestando al actual mandatario, Donald Trump, un golpe casi definitivo en su intento de mantenerse en el poder pese a su derrota electoral.
El voto del Colegio Electoral, normalmente un mero trámite burocrático, se había convertido este año en crucial por los intentos de Trump de socavar el proceso y sustituir a los compromisarios demócratas elegidos por voto popular en algunos estados.
Sin embargo, después de una ardua e infructuosa batalla judicial y política de más de cinco semanas, el Colegio Electoral otorgó 306 votos a Biden y 232 a Trump, exactamente los mismos que arrojaron los resultados de los comicios.
Ese cómputo también ratifica la elección de la senadora Kamala Harris como la primera mujer y la primera persona afroamericana que ocupará el cargo de vicepresidenta de EE.UU., cuando ambos lleguen al poder el próximo 20 de enero.
BIDEN ENDURECE SU DISCURSO
Minutos después de que el estado más occidental del país -Hawái- asignara sus votos, Biden compareció ante la nación para pedir a Trump que reconozca su derrota de una vez y pase página.
"Respetar la voluntad del pueblo es parte esencial de nuestra democracia, incluso cuando encontramos esos resultados difíciles de aceptar. Pero esa es la obligación de quienes han asumido el deber jurado de respetar la Constitución", dijo Biden en un discurso.
El presidente electo recordó que "306 votos electorales son los mismos que recibieron Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence cuando ganaron en 2016. En ese momento, Trump calificó su ventaja en el Colegio Electoral como una victoria aplastante".
"Según sus propios estándares -agregó-, estos números (306 a 232) representaron una clara victoria en ese entonces, y yo sugiero respetuosamente que también lo hacen ahora".
Biden dio así por cerrada una disputa electoral sin precedentes, después de que la semana pasada el Tribunal Supremo también rechazara los intentos de Trump y sus aliados de revertir los resultados en cuatro estados.
"Afortunadamente el Tribunal Supremo, de manera unánime, rechazó por completo y de inmediato estos intentos. El tribunal envió un claro mensaje al presidente Trump de que no participaría en un asalto sin precedentes a nuestra democracia", sostuvo.
LA ÚLTIMA BALA DE TRUMP
Aunque la confirmación de la victoria de Biden propina un golpe de gracia a los intentos de Trump de revertir el resultado de las elecciones, aún es posible que el mandatario saliente trate de interferir en la última fase del proceso, cuando el Congreso se reúna el 6 de enero para dar su visto bueno.
También normalmente un trámite burocrático, las dos cámaras del Congreso tienen que reunirse para poner el sello final al resultado de las elecciones, en una sesión encabezada por el actual vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que preside el Senado.
Aunque se trata de una nueva estrategia rocambolesca con una meta muy complicada de alcanzar, los aliados de Trump ya han anunciado que seguirán en la lucha de mantenerse en el poder hasta el último momento.
EL PULSO REPUBLICANO
Pocos legisladores republicanos habían reconocido hasta el día de hoy la victoria de Biden, pero el presidente electo aseguró este lunes en una llamada con simpatizantes que le habían telefoneado siete senadores de ese partido desde que se confirmó su victoria en el Colegio Electoral.
"Hemos cruzado el umbral constitucional y lidiaremos con el exvicepresidente Biden como presidente electo", dijo el senador republicano Roy Blunt a los periodistas, mientras que un aliado muy cercano a Trump, Lindsey Graham, contestó con un simple "sí" a la pregunta de si consideraba que el demócrata había ganado.
Además, el republicano Paul Mitchell, de Michigan, anunció este lunes que abandona el partido y que actuará como independiente los próximos dos años antes de retirarse de la Cámara Baja, al estimar "inaceptable" la estrategia de Trump y de algunos de sus colegas, 126 de los cuales impulsores de un texto al Tribunal Supremo en apoyo de revertir los resultados.
Muchos republicanos, sin embargo, no pierden de vista que el 5 de enero -la víspera de la ratificación de los resultados en el Congreso- se juegan el control del Senado con la segunda vuelta de los dos asientos de Georgia en esa cámara, y siguen fieles a Trump.
EL ARTE DE LA DISTRACCIÓN
En una de sus habituales maniobras de distracción, poco después de que el Colegio Electoral ratificara la victoria de Biden, Trump anunció la salida del Gobierno de su fiscal general, William Barr, con el que ha mantenido una tensa relación en las últimas semanas.
Barr ha sido un fiel escudero de Trump durante sus casi dos años al frente del Departamento de Justicia, pero al final del camino se le atragantó la defensa del fraude electoral infundado que el presidente le asignó.
Aunque este lunes todo fueron palabras bonitas, a Trump le molestó que Barr descartase públicamente la existencia de un fraude electoral generalizado, al que todavía se aferra para negar la victoria de Biden.
También el hecho de que no hiciese público durante la campaña electoral que el Departamento de Justicia tenía abierta una investigación contra Hunter Biden, uno de los hijos del presidente electo y una de las obsesiones de Trump.
El mandatario saliente evitó así referirse a la confirmación por parte del Colegio Electoral de la victoria de Biden, en uno de los últimos coletazos de una Presidencia caracterizada por los despidos fulminantes a los colaboradores que le dejan de ser leales.