El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se reunió hoy, bajo la tutela de John Bolton, para discutir el supuesto ataque químico en Siria que el sábado pasado causó la muerte de al menos 42 civiles.
El escalamiento del conflicto armado a partir del incidente en la ciudad de Douma, en las cercanías a Damasco, la capital siria, y la eventual respuesta de Estados Unidos fue una suerte de "bautismo de fuego" para Bolton en su primer día de trabajo tras la salida de su predecesor, H.R. McMaster.
El inicio de la gestión del exembajador de Estados Unidos ante la ONU en este contexto llamó la atención debido a sus posiciones de línea dura hacia Siria, como hacia Irán, cuyo régimen mantiene un crítico apoyo al presidente sirio, Bashar al Assad.
Aunque existen coincidencias en las posturas entre Bolton y el presidente Donald Trump sobre Siria y Corea del Norte, la divergencia en Damasco es notable.
Bolton ha sido partidario del cambio de régimen en Siria, algo que sugirió años atrás Estados Unidos debió haber hecho tras la invasión de Irak en 2003, pero Trump no favorece esa política y la reconstrucción de naciones a expensas del erario estadunidense.
Contrario a Trump, quien la semana pasada sugirió que era tiempo para el retiro de las tropas estadunidenses que operan en Siria para combatir al grupo extremista Estado Islámico, Bolton favorece mantener la intervención para mantener a raya a Al Assad.
Años atrás, el político conservador se pronunció incluso a favor de que Estados Unidos apoyara la partición de Siria en el norte para crear un estado kurdo gobernado por sunitas, y tener así una zona de contingencia que sirviera de contrapeso a Al Assad.
El ataque en Douma y la amenaza de Trump de que Al Assad pagará "un alto precio", pondrán a prueba las habilidades de Bolton para ejercer influencia sobre un presidente que ha demostrado en muchas ocasiones actuar simplemente por impulso.