El número de infecciones cotidianas por coronavirus en Rusia ha superado las 10.000, un tope desde marzo en un contexto de una campaña de vacunación lenta, de acuerdo a estadísticas publicadas el lunes.
En total, se detectaron 10.407 contagios en todo el país, de los cuales 4.124 en Moscú, el mayor registro en la capital desde enero.
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, indicó que la situación ha empeorado en la ciudad, que ha sido el principal foco epidémico ruso desde el comienzo de la crisis sanitaria.
"Lamentablemente, la situación continúa siendo difícil, vemos día tras día agravarse la enfermedad", señaló Sobianin, por televisión, en la que anunció la reapertura "en los próximos días" de estos hospitales improvisados.
No obstante, afirmó que no "pretende ordenar el confinamiento".
Por otra parte, la alcaldía anunció que reforzará los controles en cuanto al uso de mascarillas en lugares públicos, en particular en los transportes, ya que muchos moscovitas no respetan esta medida desde hace varios meses.
San Petersburgo, segunda ciudad rusa y sede desde el 12 de junio de cuatro partidos de la Eurocopa de fútbol, también reconoció que enfrenta un crecimiento de contagios.
En el frente de vacunación, el presidente Vladimir Putin se ha dejado ver en varias ocasiones durante las últimas semanas para convencer a sus compatriotas de inocularse lo antes posible, con el objetivo de alcanzar la inmunidad colectiva para el otoño (boreal) de 2021 y evitar una nueva oleada.
De acuerdo con un sondeo en abril del instituto Levada, el 62% de los encuestados no está dispuesto a recibir la vacuna Sputnik V, desarrollada en Rusia. Desde diciembre, sólo 18 millones de rusos (12% de la población) recibieron una primera dosis.