La Iglesia católica de Argentina volvió a quedar envuelta enel escándalo después de la denuncia contra dos curas que abusaronsexualmente de decenas de niños sordomudos.
El caso, que se dio a conocer esta semana en el país natal delPapa Francisco, se registró en un instituto para menoreshipoacúsicos de la provincia de Mendoza, a mil kilómetros deBuenos Aires.
La justicia mendocina comenzó a investigar las denuncias deabusos sexuales y descubrió que podrían ser hasta 60 los niños yniñas afectados.
Los hechos se agravan, además, porque uno de los curas, NicolaCorradi, de 82 años, ya había sido acusado de violaciones enItalia desde mediados de los años 50, pero logró viajar haciaArgentina para ocultar sus abusos.
Pese a su historial, el padre Nicolás se instaló cómodamenteen Mendoza para encabezar un instituto en el que se les negaba alos menores a utilizar el lenguaje de señas, como una manera desalvaguardar los delitos que se estaban cometiendo.
Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de AbusoEclesiástico, confirmó que Corradi formó parte del grupo de másde 100 curas de la ciudad italiana de Verona que fueron imputadosde abuso sexual a menores.
Agregó que las denuncias comenzaron a acumularse en 1955 eincluyeron cargos por violaciones, masturbaciones obligadas porcuras y relaciones de sodomía cometidas en los dormitorios.
Como suele hacer la Iglesia católica, en lugar de sancionar aCorradi y entregarlo a la justicia, lo envió a Mendoza, en dondeafectó la vida de decenas de niños y niñas que estaban a sucargo.
Corradi se encuentra actualmente preso junto con el curaargentino Horacio Hugo Corbacho, de 56 años, un monaguillo y unempleado del instituto, ya que todos participaban de la red deabuso.
El fiscal Fabricio Sidoti precisó que a los cuatro se lesimputa el delito de "abuso sexual agravado por la guarda y laconvivencia preexistente con menores, en concurso real concorrupción de menores".