En Arabia Saudita donde la policía religiosa solía reprimir a los vendedores de rosas o de cualquier otro símbolo de San Valentín, la ropa interior roja se exhibe hoy en los escaparates de las tiendas con discreción, sin hacer ninguna mención al día de los enamorados.
"La gente no celebraba el San Valentín, pero ahora muchos lo hacen", contó a la AFP Kulud, una vendedora saudita en Riad que no quiso dar su nombre completo.
"La ropa interior tiene mucha demanda y los clientes a menudo quieren algo rojo", agregó la mujer de 36 años que constató un alza de las ventas en esta época del año.
Arabia Saudita intenta desde algunos años sacudirse la imagen un reino musulmán muy estricto y abrió cines y celebra fiestas, relegando a la policía moral que hasta hace poco debía asegurar el cumplimiento riguroso de la ley islámica.
Pero esta rica monarquía petrolera sigue siendo muy conservadora y la promoción del día de San Valentín, asociado a un santo del cristianismo sigue prohibida.
"La dirección nos pidió que pusiéramos en la vitrina lencería roja (...) pero sin hacer ninguna mención a San Valentín", contó a la AFP una vendedora que pidió permanecer en el anonimato.
- Una celebración "tranquila" -
Otra comerciante que tampoco quiso dar su nombre, celebró que ahora al menos pueda exhibir lencería en el escaparate.
"Tenemos ofertas en esta época pero no lo llamamos descuentos por San Valentín", confirmó.
Varias tiendas, especialmente las que venden cosméticos muestran descuentos de hasta un 50%, pero sin ninguna referencia al día del amor.
Desde el nombramiento de Mohamed bin Salmán como príncipe heredero en 2017, se han impulsado reformas sociales como la autorización para que las mujeres conduzcan.
Pero la imagen del reino, el mayor exportador de crudo del mundo y la primera potencia del mundo árabe, sigue lastrada por la dura represión de la sociedad civil, los opositores políticos y las activistas feministas.
Pese a su perfil discreto, la locura que tiñe de rojo los escaparates por el San Valentín no es del justo de los más conservadores.
"No quiero ver estas cosas, esto me perturba", contó a la AFP una mujer vestida con el velo negro que no quiso revelar su identidad. "Pero hay gente a la que le gusta y es su libertad", reconoció.
Para Reem al Qahtani, de 22 años, la fiesta de San Valentín se está haciendo "progresivamente" un lugar en la sociedad saudita.
"Por el momento, se celebra tranquilamente en los cafés y los restaurantes, pero espero que esto se generalice en los próximos años", comentó a la AFP.