Dos personas murieron este jueves en protestas contra una nueva ley de ciudadanía en India, durante las que la policía arrestó a cientos de manifestantes que desafiaron la prohibición de las concentraciones en la vía pública impuesto por el gobierno en gran parte del país.
Los decesos tuvieron lugar en Mangalore (sur), en el marco de enfrentamientos con la policía, con lo que ya son ocho las personas que perdieron la vida desde que empezaron las manifestaciones contra esta ley.
Los dos hombres, de 23 y 49 años, fueron abatidos cuando la policía abrió fuego contra una manifestación de unas 200 personas, indicó un responsable local. Otros manifestantes fueron heridos de bala e ingresaron en hospitales, mientras que en algunos sectores de la ciudad se decretó un toque de queda.
Las manifestaciones, a menudo enturbiadas por enfrentamientos, se registraron sobre todo en Nueva Delhi y estados del noreste del país, el segundo más poblado del mundo, con 1.300 millones de habitantes. Las fuerzas de seguridad detuvieron a cientos de personas, según la agencia Press Trust of India, por haberse congregado.
En un vano intento por frenar estas protestas, el gobierno prohibió las reuniones públicas de más de cuatro personas en numerosas ciudades, rescatando un artículo de una ley heredada del pasado colonial británico.
Pero el movimiento de protesta, encabezado sobre todo por líderes de la comunidad musulmana, que representa el 14% de la población, es uno de los más importantes a los que se ha enfrentado hasta ahora el primer ministro Narendra Modi desde su llegada al poder en 2014.
Los manifestantes denuncian una nueva ley que facilita la concesión de la nacionalidad india a los refugiados de Afganistán, Pakistán o Bangladés siempre y cuando no sean musulmanes.
La nueva ley no afecta a los indios musulmanes pero ha provocado una indignación enorme tras cinco años en el gobierno de los nacionalistas hindúes de Modi.
- Un gobierno "casi fascista" -
En Nueva Delhi, la policía forzó a muchos manifestantes a montarse en un autobús y abandonar el lugar de la protesta. Los manifestantes entregaban rosas rojas a los agentes que les obligaban a dispersarse.
"Porque esta no es una lucha contra la policía, sino contra el gobierno, un gobierno casi fascista", decía a la AFP Shantanu, estudiante que participó en la protesta.
El gobierno ordenó a las compañías de telefonía móvil que cortaran el servicio en varios puntos de la capital india, una decisión inédita. La señal telefónica comenzó a regresar poco a poco al final de la tarde, una vez que se disolvieron las manifestaciones. Sin embargo, una veintena de estaciones de metro de Nueva Delhi permanecían cerradas.
También hubo incidentes violentos en Uttar Pradesh (norte), la región más poblada de India, con 200 millones de habitantes y una importante comunidad musulmana. Centenares de manifestantes quemaron vehículos y lanzaron piedras contra los policías, quienes respondieron con gases lacrimógenos, indicaron fuentes policiales.
Una de las manifestaciones más importantes tuvo lugar en la ciudad de Malegaon, en el oeste, donde 60.000 personas se congregaron pacíficamente, informó la policía.
En diversos puntos del noreste, donde comenzaron las protestas la pasada semana y murieron violentamente seis personas, también se congregaron más de 20.000 personas, según pudo comprobar la AFP.
En Bihar (norte), donde se prohibieron las concentraciones en varios distritos, miles de manifestantes bloquearon carreteras y vías de ferrocarril.
En la capital económica, Bombay, varios miles de personas se congregaron con carteles con la imagen de Gandhi y repartiendo copias de la Constitución.
"Algo ha cambiado. Es la primera vez en mucho tiempo que la gente de Bombay sale de forma tan numerosa para manifestar su desacuerdo", declaró el consultor Karishma V.
En Calcuta, se calcula que más de 40.000 personas tomaron las calles.
La oenegé Amnistía Internacional (AI) pidió a las autoridades indias que "cesen la represión contra los manifestantes pacíficos que protestan contra una ley discriminatoria". La oenegé ha calificado de "implacable" la reacción de las fuerzas del orden, a las que los ciudadanos acusan de comportamiento violento