Frente a las cada vez más audaces y osadas protestas de los estudiantes contra la monarquía en Tailandia, los monárquicos radicales han endurecido su discurso, con insultos, amenazas de muerte o fotos de féretros.
Las imágenes violentas circulan desde hace algunos días en internet, como la de un partidario monárquico que, con un fusil automático en la mano, jura que protegerá al rey.
La retórica es también agresiva: "la gente que insulta a la monarquía merece morir", mientras que un grupo que se hace llamar "organización de recogida de basura" apela a una caza de brujas.
Hay que "lanzar una operación para deshacerse de esta basura social", escribe en Facebook su fundador, el general Rienthong Nanna, "dispuesto a ir a la cárcel para defender al soberano".
Conflicto generacional
En Tailandia, monarquía y nacionalismo están íntimamente vinculados.
Atacar a la realeza, protegida por una de las más severas leyes de lesa majestad del mundo, es una aberración para una parte de la sociedad que ha crecido con el venerado Bhumibol Adulyadej, padre del monarca actual, que reinó el país durante 70 años.
En sentido opuesto, parte de la juventud se atreve a desafiar a la poderosa y riquísima institución, pidiendo la abolición de la ley de lesa majestad , un control sobre la fortuna real y la no injerencia del rey en los asuntos políticos.
Estos gestos de inéditos desafíos han sido observados en algunas de las manifestaciones prodemocracia, que congregaron hasta a 30.000 personas en Bangkok.
Carteles con la inscripción "República de Tailandia" fueron entonces mostrados por militantes que no se arrodillaron al paso de una comitiva real, como lo exige la tradición secular.
Peor que el Covid-19
El exjefe del ejército, general Apirat Kongsompong, ha comparado estas protestas con una "enfermedad más difícil de curar que el covid-19", mientras proliferaban insultos y amenazas de muerte de parte de ultramonárquicos.
Esta situación aviva los temores a actos de violencia en un reino acostumbrado a los disturbios políticos.
"En cuanto la monarquía se sintió amenazada, las autoridades respondieron recurriendo a la fuerza" recuerda a la AFP Patrick Jory, de la universidad australiana de Queensland. En 1976, decenas de estudiantes habían resultado muertos a manos de las fuerzas de seguridad, apoyadas por milicias ultramonárquicas.
"Nuestra intención no es en absoluto violenta" asegura hoy Warong Dechgitvigrom, de 59 años, ginecólogo jubilado y exdiputado.
Fundador del grupo de defensa de la monarquía Thai Pakdee ("Tailandeses leales"), es partidario de una línea dura, y rehusa cualquier concesión a los prodemócratas.
Monarquía o guerra civil
"Sin monarquía, habrá una guerra civil" sentencia, y acusa a la oposición de provocar un "lavado de cerebro de la juventud". "No quieren reformar la monarquía, quieren destruirla".
Los líderes de la protestas, muchos de ellos encarcelados, afirman que quieren "modernizarla".
los ultramonárquicos se muestran prudentes sobre la controvertida personalidad del actual rey, Maha Vajiralongkorn, cuyos supuestos escándalos y polémicos viajes a Europa plantean no pocos interrogantes.
"Algunos no aprueban su comportamiento, pero sigue siendo el que protege los intereses garantizados por la monarquía", destaca Patrick Jory.
El monarca no ha comentado los acontecimientos en curso en Tailandia pero --hecho muy inusual-- ha aparecido varias veces en público estos últimos días, rompiendo incluso el protocolo para felicitar el viernes a uno de sus partidarios que alzó un retrato de su padre frente a los manifestantes.
"Muy valiente (...) Gracias". dijo, según un video publicado en Facebook.
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