/ sábado 18 de septiembre de 2021

EEUU aumentará "vuelos de deportación" para inmigrantes varados en Texas

Más de 10.000 migrantes, mayoritariamente de Haití, acampaban bajo un puente en la frontera sur de Estados Unidos

Estados Unidos aumentará el número y la capacidad de los "vuelos de deportación" para miles de inmigrantes en la fronteriza ciudad texana de Del Río (sur), informó el Departamento de Seguridad Interior este sábado.

Más de 10.000 migrantes, mayoritariamente de Haití, acampaban bajo un puente en la frontera sur de Estados Unidos, una crisis humanitaria que pone en aprietos al gobierno de Joe Biden.

Los migrantes están en una zona controlada por las autoridades de aduanas y fronteras, que desplegaron 400 efectivos adicionales para tratar de contener la crisis y "mejorar el control del área", según un comunicado del Departamento de Seguridad Interior.

Las autoridades indicaron que añadirán "transporte adicional para acelerar el ritmo (de vuelos) e incrementar la capacidad" de traslado "hacia Haití y otros destinos en las próximas 72 horas".

Ya se realizaban "expulsiones y vuelos hacia Haití, México y Ecuador, así como (hacia) los países del triángulo norte" de Centroamérica, Honduras, El Salvador y Guatemala, añadieron.

Estos migrantes llegaron a la pequeña ciudad de Del Rio, Texas, cruzando el Río Grande que separa a Estados Unidos de México. De los 2.000 que eran a principios de la semana el número subió a 10.500 el jueves por la noche, según Bruno Lozano, el alcalde de esta localidad limítrofe con la mexicana Ciudad Acuña.

El viernes, el alcalde demócrata, que espera miles de llegadas más, declaró el estado de emergencia y cerró el puente al tráfico.

"Las circunstancias extremas exigen respuestas extremas", declaró al diario Texas Tribune. "Hay mujeres que dan a luz, personas que se desmayan por la temperatura, son un poco agresivas y eso es normal después de todos estos días de calor", remarcó.

- "Crisis migratoria" -

"La inmigración clandestina representa una amenaza importante para la salud y el bienestar de los habitantes cercanos a la frontera y para la vida de los migrantes", añadió el Departamento de Seguridad Interior en un comunicado.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP en inglés), ya había indicado que una vez atendidos, "la gran mayoría de los adultos que llegan solos y muchas familias continuarán siendo expulsados bajo el Título 42", una normativa de salud adoptada al inicio de la pandemia para frenar la propagación del coronavirus.

"Quienes no puedan ser expulsados bajo el Título 42 y no tengan una base legal para permanecer serán colocados en procedimientos de deportación acelerados", aseguró.

Un juez federal ordenó sin embargo el jueves al gobierno no expulsar a las familias en este contexto, lo que podría complicar la tarea de las autoridades, enfrentadas desde hace meses a flujos migratorios récord en la frontera con México. La administración Biden apeló la decisión el viernes.

Los guardias fronterizos aseguran haber distribuido agua potable, toallas y dispuesto baños portátiles para los migrantes.

Más de 1,3 millones de personas han sido detenidas en la frontera con México desde la llegada de Biden a la Casa Blanca en enero de 2020, un nivel no visto en 20 años. De ellas, unas 596.000 provenían de El Salvador, Guatemala y Honduras, y más de 464.000, de México.

La oposición republicana acusa desde hace meses a Biden de haber provocado una "crisis migratoria" al flexibilizar las medidas de su antecesor Donald Trump, quien había hecho de la lucha contra la inmigración ilegal uno de los caballitos de batalla de su gobierno.

Estados Unidos aumentará el número y la capacidad de los "vuelos de deportación" para miles de inmigrantes en la fronteriza ciudad texana de Del Río (sur), informó el Departamento de Seguridad Interior este sábado.

Más de 10.000 migrantes, mayoritariamente de Haití, acampaban bajo un puente en la frontera sur de Estados Unidos, una crisis humanitaria que pone en aprietos al gobierno de Joe Biden.

Los migrantes están en una zona controlada por las autoridades de aduanas y fronteras, que desplegaron 400 efectivos adicionales para tratar de contener la crisis y "mejorar el control del área", según un comunicado del Departamento de Seguridad Interior.

Las autoridades indicaron que añadirán "transporte adicional para acelerar el ritmo (de vuelos) e incrementar la capacidad" de traslado "hacia Haití y otros destinos en las próximas 72 horas".

Ya se realizaban "expulsiones y vuelos hacia Haití, México y Ecuador, así como (hacia) los países del triángulo norte" de Centroamérica, Honduras, El Salvador y Guatemala, añadieron.

Estos migrantes llegaron a la pequeña ciudad de Del Rio, Texas, cruzando el Río Grande que separa a Estados Unidos de México. De los 2.000 que eran a principios de la semana el número subió a 10.500 el jueves por la noche, según Bruno Lozano, el alcalde de esta localidad limítrofe con la mexicana Ciudad Acuña.

El viernes, el alcalde demócrata, que espera miles de llegadas más, declaró el estado de emergencia y cerró el puente al tráfico.

"Las circunstancias extremas exigen respuestas extremas", declaró al diario Texas Tribune. "Hay mujeres que dan a luz, personas que se desmayan por la temperatura, son un poco agresivas y eso es normal después de todos estos días de calor", remarcó.

- "Crisis migratoria" -

"La inmigración clandestina representa una amenaza importante para la salud y el bienestar de los habitantes cercanos a la frontera y para la vida de los migrantes", añadió el Departamento de Seguridad Interior en un comunicado.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP en inglés), ya había indicado que una vez atendidos, "la gran mayoría de los adultos que llegan solos y muchas familias continuarán siendo expulsados bajo el Título 42", una normativa de salud adoptada al inicio de la pandemia para frenar la propagación del coronavirus.

"Quienes no puedan ser expulsados bajo el Título 42 y no tengan una base legal para permanecer serán colocados en procedimientos de deportación acelerados", aseguró.

Un juez federal ordenó sin embargo el jueves al gobierno no expulsar a las familias en este contexto, lo que podría complicar la tarea de las autoridades, enfrentadas desde hace meses a flujos migratorios récord en la frontera con México. La administración Biden apeló la decisión el viernes.

Los guardias fronterizos aseguran haber distribuido agua potable, toallas y dispuesto baños portátiles para los migrantes.

Más de 1,3 millones de personas han sido detenidas en la frontera con México desde la llegada de Biden a la Casa Blanca en enero de 2020, un nivel no visto en 20 años. De ellas, unas 596.000 provenían de El Salvador, Guatemala y Honduras, y más de 464.000, de México.

La oposición republicana acusa desde hace meses a Biden de haber provocado una "crisis migratoria" al flexibilizar las medidas de su antecesor Donald Trump, quien había hecho de la lucha contra la inmigración ilegal uno de los caballitos de batalla de su gobierno.

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