Las autoridades de la República Democrática del Congo (RDC) están evacuando hoy parte de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte a algo más de diez kilómetros del volcán Nyiragongo, ante el temor de una nueva erupción por la persistencia de movimientos sísmicos y la presencia de magma en áreas de la urbe.
"Estamos evacuando parte de la ciudad de Goma, porque los científicos nos han hecho entender que existe la probabilidad de una erupción bajo tierra y debajo del lago Kivu". declaró por teléfono a Efe el teniente coronel Constat Ndima, gobernador militar de Kivu del Norte.
"Por ello, estamos obligados a tomar todas las medidas para no exponer a la población", señaló Ndima.
Por su parte, el director del Observatorio Volcánico de Goma, Kasereka Mahinda, dijo hoy a Efe que "varios distritos se ven afectados por los movimientos sísmicos, especialmente en la ciudad", y que "hay muchas grietas en los edificios" por lo que "la gente tiene que vaciar el lugar".
Miles de personas huyen hacia el territorio de Sake, a la provincia vecina de Kivu del Sur y a Ruanda, país cuya frontera está muy cerca, después de que las autoridades provinciales anunciaran en la televisión pública la evacuación urgente y obligatoria de al menos 10 barrios de los 18 que componen Goma, informaron medios locales.
Las autoridades de Kivu del Sur han indicado que tienen todas las disposiciones para ayudar a las víctimas de esta catástrofe y se han creado lugares de recepción y familias de acogida.
El volcán Nyiragongo, uno de los más activos del mundo, entró en erupción el pasado 22 de mayo por la tarde y ese fenómeno duró hasta el domingo, ocasionando la muerte de al menos 32 personas.
Según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), al menos trescientos menores se separaron de sus familias durante la erupción y unas 550.000 personas en la ciudad han perdido acceso al agua después de que la lava destruyera las principales fuentes de suministro.
La vida regresó el pasado día 24 tímidamente a Goma con la apertura de mercados, tiendas y transporte público en un intento de recobrar la normalidad.
Sin embargo, la ciudad experimenta movimientos sísmicos recurrentes que se notan también en Ruanda, lo que llevó a las autoridades provinciales a cerrar los colegios y el aeropuerto de manera temporal.