El gobierno filipino ordenó este sábado el confinamiento de 24 millones de personas en Manila y su región, en un momento en que los contagios por coronavirus aumentan y los hospitales de la capital están a punto de colapsar.
Estas restricciones afectan al corazón económico del país, que concentra una quinta parte de su población, en un momento en que las variantes más contagiosas del virus se acentúan.
"El virus es el enemigo, no el gobierno", dijo el portavoz del gobierno Harry Roque, al anunciar este confinamiento de al menos una semana que comenzará el lunes.
"Y cuando nos quedamos en casa, esperamos que estas tasas de infección bajen. El gobierno está dispuesto a ofrecer ayuda", añadió.
El sábado se registraron 9.595 nuevas infecciones en el país, la tasa diaria más alta desde que irrumpió la pandemia, y el número total de contagios en el país es de 712.000.
A partir del lunes, la población afectada por esta medida trabajará desde casa, salvo los sectores esenciales, y se suspenderá el transporte público.
Habrá un toque de queda entre 18H00 y 5H00 y la mayoría de los comercios permanecerán cerrados.