Fiyi, país del Pacífico Sur, fue elegido este viernes pese a las maniobras de China al frente del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que por primera vez en su historia se vio obligado a votar la presidencia.
La embajadora de Fiyi en Ginebra, Nazhat Shameem Khan, obtuvo la presidencia del CDH con 29 votos de 47 en una elección transmitida en directo por internet. Se enfrentaba a los candidatos de Baréin (14 votos) y Uzbekistán (4 votos).
Normalmente, la presidencia del Consejo de Derechos Humanos se determina por consenso para asegurar una rotación anual cambiando las zonas geográficas.
Sin embargo este año la región de Asia y el Pacífico, a la que le tocaba el turno, no se puso de acuerdo.
La embajadora de Fiyi parecía tener ventaja pero a principios de diciembre Baréin presentó su propio candidato, el embajador Yusuf Abdulkarim Bucheeri.
Según los observadores, China, Rusia, Arabia Saudita y otros países no querían a Fiyi y buscaron otros candidatos.
Según Kenneth Roth, jefe de Human Rights Watch, "los actuales intentos de China, Rusia, Arabia Saudita y otros de convertir en inofensivo el Consejo de Derechos Humanos son un testimonio de sus esfuerzos para evitar ser criticados por este último".
Un diplomático chino negó que su país se hubiera opuesto a la candidatura de Fiyi o que hubiera pedido a otros que lo hicieran.
Ante la oposición a esos dos candidatos, se declaró incluso un tercero, el embajador uzbeko en Ginebra Ulugbek Lapasov.
"La derrota de Baréin y Uzbekistán demuestra que no debería haber lugar en la presidencia o vicepresidencia del Consejo para los representantes de los Estados que restringen, criminalizan y toman represalias contra los que defienden los derechos humanos", dijo a la AFP Phil Lynch, que dirige la oenegé International Service for Human Rights.
Politizado
El Consejo de Derechos Humanos está compuesto por 47 países miembros, elegidos por la Asamblea General de Naciones Unidas por un período de tres años, examina las violaciones, dondequiera que se produzcan y propone soluciones para remediarlas. Sin embargo no tiene poderes vinculantes.
Creado por una resolución de la Asamblea General en 2006, el CDH reemplazó a la Comisión de Derechos Humanos, a la que sus críticos acusaban de estar demasiado politizada.
Sin embargo, 15 años después de su creación, el Consejo está a su vez acusado de politización por los estados.
En consecuencia, a muchos de los expertos y misiones de investigación establecidos por el Consejo en Ginebra se les niega el acceso a países como Siria, Corea del Norte y Burundi.
El CDH también fue objeto de críticas estadounidenses desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
En 2018, Estados Unidos abandonó el Consejo, que no ha logrado reformar y que considera que está sesgado contra Israel.
El CDH es mucho más activo que su predecesor, ya que se reúne por lo menos tres veces al año durante un total de por lo menos diez semanas, en lugar de un solo período de sesiones de seis semanas, como en el caso de la antigua Comisión.