Las fuerzas de seguridad birmanas volvieron a reprimir este miércoles las manifestaciones contra el golpe militar en un municipio industrial de Rangún, donde incendiaron varias viviendas y se escuchaban disparos.
"Escuchamos disparos continuamente", dijo a la AFP un residente del municipio de Hlaing Tharyar, en el oeste de Rangún, uno de los bastiones de la oposición al golpe de estado militar del 1 de febrero.
"Muy poca gente sale a la calle" por miedo a ser detenida.
Muchas personas han sido detenidas en los últimos días en la capital económica de Birmania, según la Asociación de Asistencia a Presos Políticos (AAPP).
Los detenidos "no son autorizados a ver a sus familiares ni a sus representante legales, nadie sabe donde se encuentran detenidas muchas de esas personas", afirmó la ONG, que denunció además "torturas físicas y mentales".
El municipio de Hlaing Tharyar conoció cuatro días de gran violencia desde el domingo pasado, cuando varias fábricas textiles chinas fueron incendiadas.
El origen de los ataques no ha sido identificado, pero el resentimiento contra China se ha intensificado desde el golpe militar.
Tras el inicio de los incendios, las fuerzas de seguridad se desplegaron en el municipio y mataron a balazos varias decenas de manifestantes.
El ejército instauró la ley marcial, provocando el éxodo de una parte de la población.
El martes se registraron violentos enfrentamientos durante toda la jornada, en particular en un puente bloqueado por los manifestantes.
Más de 200 civiles murieron desde el golpe que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi.
El domingo fue el día más letal, con 74 manifestantes muertos a tiros, la mayoría en el municipio de Hlaing Tharyar.