Al menos veinte cadáveres fueron hallados en el norte de Burkina Faso tras enfrentamientos armados entre miembros de grupos afiliados a Al Qaeda y al Estado Islámico (EI), informaron fuentes de las fuerzas de seguridad.
Según recoge hoy el medio local Infowakat, los cuerpos fueron descubiertos el pasado sábado en Kerboulé, una localidad de la provincia de Soum, en la región del Sahel, a una decena de kilómetros de la frontera con Mali.
El hallazgo tuvo lugar tras el enfrentamiento el pasado día 26 en la zona donde opera el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes -conocido como JNIM, por sus siglas en árabe- y el Estado Islámico en el Gran Sáhara -EISG, por sus siglas en francés-, declararon las fuentes, citadas por dicho portal informativo.
Ambos grupos han coexistido pacíficamente en la región del Sahel desde 2015, pero se han enfrentado violentamente en Mali y el norte de Burkina Faso desde el verano de 2019.
En mayo de 2020, el boletín semanal Al Naba del Estado Islámico admitió abiertamente la confrontación.
Entre julio de 2019 y diciembre de 2020 se produjeron 113 choques entre Al Qaeda y el EI en el Sahel, con un resultado de 608 muertes, según datos facilitados a Efe por el Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED).
En el segundo semestre de 2019 y el primer trimestre de 2020, el EIGS llevó a cabo los ataques más mortíferos contra las fuerzas del Estado jamás registrados en Burkina Faso, Malí y Níger.
No obstante, el JNIM continúa siendo el grupo más grande en número de combatientes.
Burkina Faso padece la lacra del yihadismo desde abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso de Tambao, al norte del país, que aún sigue desaparecido.
La región más afectada por la inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, aunque también se ha expandido a provincias limítrofes, como la región Centro-Norte, y al este del país desde el verano de 2018.