Estaciones de metro selladas, comercios y bancos de propiedad china destrozados y enfrentamientos con la Policía es el resultado de la caótica noche-madrugada que vivió este sábado Hong Kong, ahora prácticamente paralizada tras las protestas contra la ley que prohíbe el uso de máscaras en manifestaciones y que fue desafiada por los manifestantes.
Más de un millar de personas retaron con sus máscaras la decisión de la Jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, de invocar una ordenanza de la época británica para aprobar su ley, que según ella busca identificar más fácilmente a los manifestantes violentos para sofocar las protestas que se suceden en la ciudad desde hace cuatro meses.
Pero nada más lejos de la realidad: este sábado la ciudad amaneció con el cierre generalizado de estaciones de metro, tiendas y bancos tras una noche marcada por el vandalismo y la violencia en toda la urbe, según constató Efe.
Muchos manifestantes respondieron a la controvertida legislación aprobada el viernes portando máscaras -prohibidas desde la medianoche- y coreando consignas, pero los más radicales optaron por vandalizar mobiliario urbano, prender hogueras, lanzar cócteles molotov y, en algunos casos, quemar banderas de China.
Tiendas y bancos vinculados a China fueron objetivo de los manifestantes más violentos, como la fachada de una sucursal del Banco de China en Tsuen Wan, donde arrojaron cócteles molotov en su interior.
Destacó un incidente ocurrido en el barrio de Tuen Mun, donde un grupo de manifestantes atacó a un policía fuera de servicio que se encontraba en su vehículo. El agente respondió con un disparo que alcanzó a un adolescente de 14 años en un muslo.
Los manifestantes tomaron las calles con sus máscaras, pese al riesgo de ser sentenciados con penas de hasta un año de cárcel y a ser sentenciados con una multa de 25.000 dólares hongkoneses (3.188 dólares), coreando consignas como "Usar máscara no es delito, la resistencia es razonable" y "Pueblo de Hong Kong, ¡resistid! "
"No voy a dejar de manifestarme por esta prohibición. En cualquier caso, la Policía está ya arrestando arbitrariamente a mucha gente", dijo a Efe un manifestante enmascarado que se identificó como Man.
"Si vas a una asamblea ilegal, te arriesgas a penas de prisión de cinco años. Un año más o menos... no es para tanto. Pero siendo sincero, no se trata de las consecuencias de tal o cuál acción. Saldría a la calle incluso si el riesgo fuera prisión de por vida. Todo está mal con este Gobierno", añadió.
Hacia las 17.00 hora local (11.00 GMT), la mayoría de los manifestantes que habían llegado al distrito de Central se habían ya dispersado, pero algunos internautas pidieron prepararse para una gran marcha el domingo.
No obstante, en el barrio de Sheung Shui, docenas de manifestantes enmascarados destrozaban tiendas consideradas pro-Pekín a últimas horas de la tarde, rompiendo las ventanas de las tiendas y pintando sus paredes con grafiti.
Entretanto, la Jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam, compareció hoy solemne en un vídeo de cinco minutos para arremeter contra los "actos extremos, impactantes e indignantes" de los manifestantes más violentos y para urgir a los hongkoneses a que los condenen y se distancien de ellos.
Lam, flanqueada por 14 de sus ministros, acusó a los manifestantes de provocar una "destrucción sin precedentes" en la ciudad financiera.
"Los actos extremos causaron que Hong Kong viviera ayer una noche muy oscura. La ciudad está medio paralizada hoy", puntualizó Lam, y agregó que los hongkoneses están "preocupados y temerosos".
No en vano, el foro en línea LIHKG habla hoy de que algunos ciudadanos están haciendo acopio de alimentos dado que muchos supermercados no abrieron hoy o cerraron a primera hora de la tarde.
Aunque para Lam la ley aprobada el viernes solo busca identificar a los más violentos y "no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia", muchos en la ciudad temen que el Gobierno acabe invocando la ordenanza para pedir la potestad de autorizar detenciones, censurar la prensa, cambiar leyes o tomar el control total del transporte.
Las protestas en Hong Kong, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, se han sucedido durante casi cuatro meses y mutaron hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que la rigen y una oposición al autoritarismo de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes han optado por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía son habituales.
La última de oleada de enfrentamientos se produjo el pasado 1 de Octubre, día en que la China comunista celebraba el septuagésimo aniversario de su fundación, jornada que se saldó con el arresto de 269 personas en Hong Kong.