Los hospitales de Nueva York batallan desesperadamente por aumentar el número de camas y redoblar la atención en su lucha contra el coronavirus en este estado del noreste de Estados Unidos, que se convirtió en epicentro de la pandemia en el país.
Al principio de la crisis, que hasta el jueves se cobró 385 muertos en el estado de Nueva York, los pacientes eran en su mayoría ancianos o ya tenían dolencias, según un terapeuta respiratorio que trabaja en un gran hospital en Queens, en la ciudad de Nueva York.
"Ahora tienen 50, 40, 30 años", agregó este empleado del Centro Médico Judío que declinó identificarse. "No escucharon las consignas de no salir, o de protegerse y lavarse las manos".
"Es duro ver morir a alguien de 30 años. No puedes tener visitas, Están solos en la habitación con un ventilador. Es muy deprimente", agregó.
La pandemia dejaba hasta el jueves más de 82 mil 400 casos y al menos mil 178 muertos en todo en todo Estados Unidos, según el balance de la Universidad Johns Hopkins.
Ante el avance del coronavirus en el estado de Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo ordenó a los hospitales a aumentar su capacidad en un 50%, o duplicarla si es posible.
"Hay ciertos pisos que en el correr de la noche pasarán a dedicarse al coronavirus", dijo un trabajador administrativo del mismo hospital. "Están dedicando ese piso completo a los pacientes de Covid".
Inexorable aumento de muertos
Aún hay disponibilidad del equipamiento que necesita el personal médico -barbijos, guantes, desinfectante- para luchar contra el virus, pese a faltantes ocasionales, dicen los funcionarios.
Tampoco hay falta de respiradores artificiales y los médicos no se han visto forzados -como en otras partes del mundo- a decidir a qué paciente salvar.
Ello no ha impedido el inexorable aumento de muertos. "Tenemos una cantidad de pacientes fallecidos", dijo una enfermera del hospital Mount Sinai Morningside de Manhattan, quien prefirió no identificarse.
"La mayor parte son paros cardíacos. Se está poniendo difícil".
Las horas extras también están causando mella en el personal.
El terapeuta respiratorio del Centro Médico Judío normalmente trabaja tres turnos de 12 horas por semana. "Pero ahora he estado haciendo cinco, seis días... 60 horas el último par de semanas", señaló.
Más llamados que el 9/11
Frente al Hospital Elmhurst Center de Queens, una larga fila de personas, en su mayoría con tapabocas, esperó el jueves -guardando la distancia de un metro entre una y otra bajo vigilancia policial- para realizarse el test.
La escena se volvió aún más surrealista cuando una camioneta expendedora de helados pasó haciendo sonar su jingle.
Luciendo barbijo y guantes, Juan Rodríguez esperaba mientras su hijo Jimmy hacía la cola para hacerse el análisis.
"Ha estado tosiendo y ha tenido fiebre en los últimos cuatro días", dijo.
"Vinimos ayer, pero había demasiada gente, así que regresamos a casa. Ahora estoy aquí haciendo cola con él desde las siete de la mañana", agregó.
Las autoridades de Nueva York advirtieron que es poco probable que el pico de la pandemia en Nueva York se alcance antes de dos o tres semanas, lo que agrega ansiedad y estrés a los centros y personal médico que ya están al máximo de su capacidad.
"Los próximos meses van a ser dolorosos y estresantes para nuestro sistema de salud como nunca antes", tuiteó el jueves el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio.
Anthony Almojeria, dirigente del sindicato de los servicios médicos de emergencia, dijo que están recibiendo "más de 6.000" llamados por día.
Esto "rompe todo los récords. No teníamos tantos llamados en el 9/11", señaló, en alusión a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Da miedo, pero es la profesión que escogimos", dijo el terapeuta respiratorio del Centreo Médico Judío.
"Este no es momento de abandonar a nuestros pacientes. Te necesitan. Si alguien en mi familia enfermara querría que hicieran lo correcto con ellos. Eso es todo lo que puedo hacer".